Querido Papa: mi marido me engaña, ¿le tengo que perdonar?

Francisco contesta a una mujer acerca de si debe o no continuar con su matrimonio después de una infidelidad

Una mujer embarazada, con su esposo, en una audiencia con el Papa/CNS

“No es fácil perdonar, especialmente cuando eres traicionada en el amor, en las palabras, en la confianza. En el Evangelio, Jesús nos insta a perdonar siempre, como leemos en el Evangelio de Mateo. Dios siempre nos perdona y quiere que hagamos lo mismo”. Así lo escribe el papa Francisco en respuesta, a través de las páginas de la revista ‘Piazza San Pedro’, a la carta que le había enviado una mujer, Catia, inmersa en una crisis matrimonial por la infidelidad de su marido y que preguntaba al Pontífice cómo perdonarle.



Sin embargo, en esta respuesta escrita antes de su hospitalización, el Papa reconoce que “cada historia es siempre especial, diferente, única”. Por ello, “el perdón es un acto personal y gratuito que obtiene fuerza del espíritu, la gracia y el amor de Dios”. De hecho, en su carta, la mujer explica que descubrió que su marido la había estado engañando “durante más de un año con una mujer más joven. ¿La razón? Haberle pedido un hijo para el que dice que no está preparado”.

“Tu pregunta, Catia, nos hace comprender esencialmente que la cuestión del perdón, que repito es siempre un don y un hecho personal y humano, es también una cuestión distinta frente a la dinámica positiva de una historia conyugal”, continúa el Papa. “Estos aspectos pueden estar entrelazados (uno es bueno para el otro y viceversa), pero también es necesario prestar atención al camino personal del perdón que cura las heridas y elimina todo resentimiento y juicio sobre la vida del otro, frente a la verificación conyugal del estar juntos en la caridad y la verdad, y que tiene una autonomía propia, independiente de la capacidad de perdonar”.

Papa Francisco

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Perdonar lo imperdonable, ¿es lo correcto?

Así, Francisco recuerda en su respuesta que, tal como se lee en el capítulo 6 de ‘Amoris laetitia’, “la consideración de la propia dignidad y del bien de los hijos exige poner un límite firme a las exigencias excesivas de los demás, a una gran injusticia, a la violencia o a una falta de respeto que se ha vuelto crónica”. De este modo, el Papa reconoce que “hay casos en los que la separación es inevitable”.

“A veces puede incluso llegar a ser moralmente necesario, cuando se trata de salvar al cónyuge más débil, o a los hijos pequeños, de las heridas más graves causadas por la arrogancia y la violencia, por la degradación y la explotación, por el distanciamiento y la indiferencia”, subraya. Por ello, el Papa señala que si bien “perdonar lo imperdonable es lo correcto, no es lo único que hay que hacer”.

En este sentido, el Francisco apunta que, más allá del perdón, el amor es algo en lo que se debe trabajar: “El amor en el matrimonio siempre debe mejorarse, mirando Jesús, a María, al himno de caridad de san Pablo. Si hay amor, el amor es capaz de ser paciente, de reparar”. Y, con el fin de mejorar, el Papa sugiere la posibilidad de ir juntos a “encuentros con un matrimonio cristiano comprometido a apoyar a las parejas heridas, compartiendo experiencias de vida, dificultades, perdón, reconciliación”. “A veces estas parejas han superado situaciones graves y ahora viven en paz. Y es importante escucharlos”, señala.

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