La Iglesia colombiana apuesta por las vocaciones en 2025. Es así como celebró, a finales de febrero en Bogotá, un encuentro nacional de animadores de la pastoral vocacional.
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Bajo el lema “vive, discierne y peregrina tu vocación con esperanza”, 130 participantes entre sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos y laicas de todo el país, en la sede del Episcopado, han discernido estos procesos con una regla de tres.
Primero, articular entre todas las pastorales desde una visión de conjunto; segundo, fomentar la formación de sus animadores para, finalmente, crear mayor conciencia de lo que es “el testimonio de vida”, principal carta de presentación para animar a otros jóvenes a asumir la tarea evangelizadora.
Aristas de la vocación
Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia de obispos, fue uno de los facilitadores de esta cumbre nacional. Compartió “herramientas muy prácticas” sobre el discernimiento en tres niveles: general, espiritual y vocacional.
Mientras que Ariel Lascarro Tapia, obispo de Magangué y miembro de la Comisión episcopal de ministerios ordenados, invitó a los animadores a luchar “contra corriente” en este mundo. Sobre todo cuando las vocaciones representan “un gran desafío para todo agente de pastoral en la Iglesia de hoy”.
Fidel Oñoro, sacerdote eudista y reconocido biblista, presentó el panorama teológico del encuentro en torno a la figura del buen pastor. De tal forma que “el animador vocacional también está llamado a acompañar, a escuchar, a estar cerca, a animar, a perfumar, a ayudar, a descubrir ese valor de cada ser humano”.
El jesuita y psicólogo clínico, Hernán Alzate, puso la nota científica compartiendo criterios del acompañamiento personal a partir de actitudes de apertura, reciprocidad, responsabilidad, desde esa lógica de la “pastoral del oído” planteada por el papa Francisco.
En modo formación
Siempre estar acompañados. Fue una de las premisas de los agentes de la pastoral vocacional en Colombia. Ejercicio que parte de la articulación entre agentes, obispos y pastorales.
Han insistido en la formación integral, entrar en “modo formación” que no solo implique los aspectos intelectuales o pastorales, sino sus afectos y emociones.
Al respecto, Juan Manuel Beltrán, director de los departamentos de ministerios ordenados del Episcopado, apuntó: “Necesitamos que los animadores de la pastoral vocacional se sientan animados. Y ese ánimo viene del Espíritu Santo y viene de las mediaciones que él pone y de las oportunidades de seguir creciendo en formación de aquí”.
Por eso, anunció que en las próximas semanas se abrirá un diplomado en pastoral vocacional, con aval del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano. Por ahora, las vocaciones son la esperanza de la Iglesia en este país que sigue bajo el yugo de la violencia.