Bien podría ser la protagonista de una de esas novelas históricas que ahora están tan de moda en las que lo femenino impregna cada página, o de una serie de televisión de esa historia tan nuestra. Sor Juana de la Cruz, la beata Juana, conocida popularmente como ‘la Santa Juana’, fue –según coinciden los expertos– una adelantada a su tiempo.
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El monasterio de las clarisas de Cubas de la Sagra, en el sur de Madrid y en territorio de la Diócesis de Getafe –aunque ella nació en Toledo–, ha celebrado por todo lo alto su beatificación con una misa de acción de gracias.
No fue poca cosa: abadesa, párroco, gran predicadora, consejera de Carlos V y protegida del cardenal Cisneros. Vivió entre los siglos XV y XVI y murió con fama de santidad, que ha continuado hasta nuestros días. El pasado noviembre, el papa Francisco reconoció y aprobó su culto inmemorial sin necesidad de milagro ni de una ceremonia especial.
Concurrida celebración
A pesar de la copiosa lluvia que descargó durante toda la mañana, cientos de fieles de ambas diócesis participaron de la celebración presidida por el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza. La eucaristía fue concelebrada por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, y el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, acompañado por el obispo auxiliar, José María Avendaño Perea. Otra docena de obispos –entre ellos, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y el de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo– estuvieron presentes.
La celebración comenzó con una procesión de entrada que portaba el decreto de beatificación y una reliquia de la beata. A continuación, García Beltrán dirigió unas palabras de bienvenida, pidiendo al inicio oraciones por la salud del papa Francisco “en este momento de enfermedad y sufrimiento”. Sobre Juana de la Cruz, señaló que su “fuerza y actualidad llegan a nuestros días” poniendo de relieve que se trata de “un ejemplo significativo de presencia y participación de la mujer en la Iglesia”, que “ilumina el momento presente”.