Un estudio de la Fundación BBVA sobre creencias y prácticas alternativas revela que la religión es el área social que menos confianza inspira en la sociedad española. Mientras que el 80% de la población confía en la ciencia y el 63% en la tecnología, solo el 41% expresa confianza en la religión.
El informe destaca la pérdida de influencia de las doctrinas y narrativas religiosas, que hoy operan en dominios restringidos sin representar una alternativa real al conocimiento científico. La secularización ha sido impulsada por el avance de la ciencia, los cambios en los valores y los estilos de vida, lo que ha reducido la religión a un papel más limitado en la toma de decisiones personales y colectivas. No obstante, el informe admite que “el cambio en el estatus de la religión es una de las manifestaciones del intenso proceso de cambio económico, social y cultural de las tres o cuatro últimas décadas”.
A pesar de que el 53% de los españoles se identifica con alguna religión y el 86% de ellos se considera católico, el nivel de religiosidad general es bajo, con una media de 3,7 en una escala del 0 al 10. Casi el 40% de la población se sitúa en los niveles más bajos de religiosidad.
Las creencias religiosas tradicionales también han disminuido en aceptación. El 48% de los españoles cree en Dios, el 38% en el pecado y el 35% en la vida después de la muerte. Solo el 23% cree en la reencarnación y el 19% en el infierno. En comparación, el 78% de la población acepta la teoría de la evolución, mientras que solo el 33% cree que el universo fue creado por un ser supremo.
El estudio también analiza los factores que influyen en la toma de decisiones. La opinión de allegados es considerada por el 64% de la población, mientras que la religión solo es relevante para el 23%. Los jóvenes dan más importancia a su círculo cercano, mientras que las costumbres y tradiciones pesan más entre las personas de mayor edad y con menor nivel educativo.
En cuanto a la división por género, las mujeres creen más en Dios (50% frente al 45% de los hombres), pero menos en el pecado (36% frente al 40%) y la evolución (74% frente al 81%). Por edades, los jóvenes de 18 a 24 años son los que más creen en el pecado (45%) y el infierno (28%), pero también los que más aceptan el evolucionismo (92%) y menos creen en Dios (42%). En contraste, los mayores de 65 años son los que más creen en Dios (55%) y menos en la evolución (62%).
En relación al nivel de estudios, las personas con estudios primarios son los que menos creen en la evolución humana (68 por ciento), y más creen en Dios (55 por ciento) y el pecado (42 por ciento). En el lugar contrario se encuentran los habitantes con estudios terciarios (universitarios), que creen firmemente en el evolucionismo (88 por ciento) y menos en el pecado (31 por ciento) y el infierno (17 por ciento).
La narrativa religiosa y algunas de sus piezas creenciales están claramente asociadas a la identificación ideológica. En este espectro, las ideologías de izquierdas son más evolucionistas (hasta el 86 por ciento de los encuestados) y, cuanto más a la derecha (hasta el 71 por ciento) creen menos que descendemos de especies animales anteriores.
El 60 por ciento de los encuestados se muestra de acuerdo con que la religión no da respuesta hoy a las cuestiones importantes de la vida de las personas. El 51 por ciento cree que la ciencia destruye las creencias religiosas.
