Desde el pasado 26 de enero, la población de la República Democrática del Congo se encuentra paralizada y en shock. Todo después de que, en un contexto marcado por tres décadas de guerra interna, la crisis fuera más allá cuando la milicia rebelde M23 derrotó a las tropas gubernamentales y se hizo con el control de buena parte de Goma, la capital de Kivu Norte, la región más devastada por un conflicto que actualmente mantiene a cerca de siete millones de personas desplazadas de su hogar.
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Tras producirse 3.000 muertos en una lucha sin cuartel, aunque ahora esté vigente una tregua, nadie sabe qué va a pasar realmente, por lo que la tensión es máxima. En medio de toda esta incertidumbre, eso sí, sigue habiendo oasis de esperanza. Como el que encarna la Fundación Amigos de Monkole, que, en un comunicado, recoge unas declaraciones de su presidente, Enrique Barrio, en las que reitera su compromiso inexpugnable con el pueblo congoleño: “Nosotros seguimos trabajando sobre el terreno y vamos a continuar con todos nuestros proyectos en Kinshasa, la capital, que se encuentra a algo más de 2.500 kilómetros de Goma”.
La mayoría, mujeres y niños
Así, aunque “somos conscientes de la delicada situación que hoy está viviendo la R.D. del Congo y esperamos que cuanto antes vuelvan la paz y estabilidad en el este del país”, se insiste en que la labor no se detiene. De hecho, en 2024 se atendió a 27.438 personas en el hospital materno infantil Monkole, en Kinshasa. Un inmenso rayo de esperanza que ha venido para quedarse, pues, “Amigos de Monkole estima que desde su constitución como fundación, en 2017, han ayudado a más de 150.000 congoleños en situación de vulnerabilidad, en su mayoría mujeres y niños”.
Así, “en la actualidad, esta fundación desarrolla sobre el terreno 13 proyectos centrados en la mejora de la calidad sanitaria y educativa de las personas”. Uno de ellos es “el Proyecto Elikia (que significa ‘esperanza’ en lingala), de cribado de cáncer de útero en mujeres. Gracias a la labor del doctor Luis Chiva, jefe de Ginecología de la Clínica Universidad de Navarra, y sus equipos de voluntarios, se han atendido a 1.200 mujeres y se han operado de cánceres graves a ocho mujeres”.
Raquitismo o bebés prematuros
Además, en otro programa dedicado a combatir el raquitismo, han atendido a 79 niños. Y, de la mano de una entidad local como Forfait Mamá, “hemos apoyado el nacimiento, control y seguimiento de 56 bebés prematuros”.
Sin olvidar su servicio de Atención Primaria, donde el año pasado atendieron a 25.400 personas. Lo mismo que con el programa de odontología, que “también siguió creciendo gracias a la labor y viajes solidarios del estomatólogo Ignacio Martínez”, atendiendo a “103 niños, adolescentes y personas mayores sin recursos”. Gracias al compromiso de otro doctor, Víctor Barro, junto a su equipo de voluntarios, especialistas en depranocitosis de cadera, Monkole “ha operado con éxito a 27 jóvenes”.
Becas escolares para huérfanos
En otra pata de banco de este compromiso social, la promoción de la educación, en impulsaron un programa de becas escolares para niños de orfanatos. Gracias a esta apuesta, “hemos conseguido escolarizar a 30 niñas y niños que viven en dos pequeños orfanatos”. De un modo paralelo, ha superado todas las expectativas un proyecto de nutrición infantil en Kimwenza, trabajando de la mano de una comunidad de misioneras de Cristo Jesús. Junto a ellas, “hemos cuidado de 253 niñas y niños con graves problemas de nutrición”.
Para el impulso de la mujer, tan necesario en la sociedad congoleña, Monkole ha apostado por “el Proyecto Capacitación Agrícola para Mujeres, que ha tenido un impacto significativo en la vida de 40 mujeres hortelanas de la Cooperativa Comabok, mejorando tanto su capacidad productiva como su resiliencia ante el cambio climático”. Igualmente, funciona “la Escuela de Enfermería del Hospital Monkole, donde hemos becado a 12 chicas jóvenes con talento para que puedan realizar sus estudios de Enfermería en la escuela ISSI”.
El último proyecto es uno de “empoderamiento y capacitación profesional de mujeres vulnerables en los municipios de Mont-Ngafula y Selembao, en Kinshasa. El proyecto está diseñado principalmente para beneficiar a 230 mujeres jóvenes, en particular a aquellas que están en situación de vulnerabilidad entre los 16 y 22 años”.