En el marco de la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada celebrada el 2 de febrero, la Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR), denunció la salida forzada de Nicaragua de las Hermanas Clarisas, quienes recientemente fueron notificadas de su desalojo por el gobierno de Daniel Ortega.
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En un comunicado la CLAR apuntó: “Esta semana, dos monasterios de Hermanas Clarisas en Nicaragua, vieron interrumpida su evangélica paz, con el estruendo de la represión. Las desalojaron, se vieron obligadas a salir de la parcela en la que su vida, por sencilla, austera, honda y libre, es contracultural. Ahora, seguramente las abriga esa red de solidaridad que sabemos tejer las/os hermanos”.
Las religiosas tenían presencia en el Monasterio Inmaculada Concepción de María en Managua; el Monasterio de Clarisas de Santa María de los Ángeles en San Antonio; el Monasterio de las Hermanas Clarisas en la Comarca Las Grecias; y el Convento Santa Clara de Ciudad Darío; sin embargo, la personalidad jurídica de la congregación fue cancelada por el gobierno nicaragüense desde mayo de 2023 y fue hasta ahora que se ejecutó la expulsión.
“Religiosas y religiosos que han decidido ser casa que se ensancha”
La CLAR también se refirió a los “centenares de migrantes” que “emprenden el éxodo al que se han visto sometidos, por la soberbia y la intransigencia de quienes no saben ver en el distinto un hermano, un humano. Van con la mochila al hombro y la esperanza como una coraza que les abre horizontes en medio del caos”.
Asimismo, señaló, esta semana centenares de albergues de frontera se han abierto “y en ellos velan y se desvelan religiosas y religiosos que han decidido ser casa que se ensancha, repartir la comida que alcanza para todas/os y abrigar con cariño a quienes sienten que se desvanecen las posibilidades de un mejor futuro”.
Los religiosos y religiosas de Latinoamérica manifestaron que lo expuesto son “solo dos imágenes que evidencian dónde está la vida religiosa del continente, justo cuando el calendario nos regala un día para hacer memoria, celebrar y agradecer el don de nuestra vocación profética como centinelas de esperanza”.
“Una vivencia más auténtica y plena de nuestra vocación”
El comunicado llamó a la reflexión a los religiosos y religiosas: “¿cuál es la orilla en la que nuestra existencia alcanza plenitud y sentido?, ¿cuál el camino que recorremos con otras/os en busca de posibilidades más dignas de vida?, ¿cuál la causa por la que permitimos que nuestra dimensión profética se haga grito o clamor, resistencia o serena esperanza?, ¿cuál la apuesta trascendental que nos ubica ahí, donde la vida está siendo amenazada?, ¿cuáles los proyectos a los que donamos nuestras fuerzas y energías?”.
“A lo mejor, responder sinceramente a estas preguntas, nos pone de cara a una vivencia más auténtica y plena de nuestra vocación. De esa que hemos recibido como don y que nuestros conciudadanos, esperan que se transforme en auténtica ofrenda”, dijo la CLAR.
Finalmente, pidió que “con esa consciencia profunda de que somos mística, misión y profecía, hagamos memoria, celebremos y que se actualice el deseo de vivir en fidelidad a la vocación recibida. Que María la Peregrina de la Esperanza, nos acompañe en el camino”.