Para Román Oleksiv, un niño ucraniano de 9 años, las cicatrices dejadas por el misil ruso que impactó en su ciudad en julio de 2022 ya no son solo una marca de dolor, sino un símbolo de fortaleza. Superviviente de un devastador ataque con misiles de crucero “Kalibr” en Vinnytsia, que cobró la vida de 28 personas y dejó más de 200 heridos, Román llevó con valentía sus quemaduras de cuarto grado en el 45% de su cuerpo. Su madre, también víctima del ataque, falleció tiempo después.
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El pequeño guerrero ha encontrado apoyo y esperanza en su camino de recuperación. Su historia lo llevó hasta el Vaticano, donde tuvo la oportunidad de abrazar al Papa Francisco en tres ocasiones. La primera vez fue el 6 de diciembre de 2023, cuando, con su característico traje protector, guantes y mascarilla, le entregó una carta al Pontífice antes de lanzarse a sus brazos. Luego, el 25 de mayo de 2024, se reencontraron durante el Día Mundial del Niño. Y hoy, Román volvió al Vaticano, esta vez con el rostro descubierto y las manos libres de guantes, para compartir un emotivo momento con el Papa.
Unidos por la esperanza
Román visitó el Vaticano acompañado por representantes de la Alliance Unbroken Kids, una iniciativa nacida en el marco de la Cumbre Internacional sobre los Derechos de los Menores que busca brindar apoyo material y psicológico a niños afectados por la guerra. La alianza está conformada por la Confederación Nacional de Misericordia de Italia, la Fundación Unbroken y la Fundación 5P Europe, organizaciones comprometidas con la asistencia a víctimas de conflictos.
En la reunión con el Papa, los representantes presentaron un vídeo sobre sus proyectos y compartieron libros y dibujos. Pero Román no llevó nada en sus manos, más que su deseo de estar cerca del Pontífice, apoyando su rostro sobre su hombro en un gesto de afecto y gratitud.
De la tragedia a la resiliencia
La historia de Román es un testimonio de lucha y superación. Tras el ataque, fue trasladado a la Primera Asociación Médica Territorial de Lviv, donde los médicos dudaban de sus posibilidades de sobrevivir. Posteriormente, en el Hospital Universitario de Dresde, Alemania, se sometió a cirugías constantes para eliminar tejido dañado, recibir injertos de piel y recuperar funciones afectadas. Poco a poco, volvió a abrir los ojos, dio sus primeros pasos y demostró una voluntad inquebrantable.
Su historia ha sido narrada en el episodio Children of War de la serie Ucrania en llamas, reflejando la realidad de tantos niños que, como él, han sido víctimas de la guerra. Su regreso al Vaticano es un recordatorio de que, a pesar de la tragedia, la esperanza y la resiliencia pueden prevalecer. En el abrazo de Román al Papa, en su determinación por vivir y seguir adelante, también se encuentra un mensaje poderoso: el amor y la solidaridad pueden ayudar a sanar las heridas más profundas.