“Comprometámonos todos a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a proclamar un año de gracia del Señor”. Es el encargo que el papa Francisco realizó esta mañana a cuantos participaron en la basílica de San Pedro en la eucaristía del Domingo de la Palabra de Dios, la jornada que instituyó en 2019 para que una vez al año la Iglesia pusiera en valor las Sagradas Escrituras, de la importancia de volver a la raíz del Evangelio.
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Junto a este mandato misionero, el Papa lanzó en su homilía otro consejo práctico a los creyentes: “Debemos acostumbrarnos a escuchar cotidianamente la Palabra de Dios. Me gusta recomendar que todos lleven consigo un pequeño Evangelio, un Nuevo Testamento en el bolsillo, en el bolso, para cogerlo durante la jornada y leer una o dos citas para tener contacto cotidiano con el Señor”.
Precisamente, desde esa cercanía con la Palabra el Papa quiso eliminar de cualquier lastre interpretativo para adentrarse en el pasaje en el que Jesús de Nazaret hace suya la misión que relataba el profeta Isaías. “La Palabra de Dios está viva, camina con nosotros a través de los siglos y actúa en la historia por el poder del Espíritu Santo”, defendió el Pontífice para reivindicar la actualidad del mensaje de Cristo.
Ministerio del lectorado
La relevancia que el Papa argentino ha querido dar a la transmisión de la Palabra de Dios hace que en esta ceremonia entregue el ministerio del lectorado a un grupo de fieles de distintas partes del mundo, en este caso, cerca de cuarenta laicos. De la misma manera, al final de la eucaristía, se entregó una copia del Evangelio de Lucas a cada uno de los presentes en el templo epicentro de la catolicidad.
Con estas coordenadas, Jorge Mario Bergoglio recordó que la misión del Mesías es “única y universal” porque “quiere incluir a todos” desde cinco ejes: la compasión, la misericordia, la luz, la libertad y la alegría. Para Francisco, el Evangelio “nos llama a la caridad, a condonar las deudas del prójimo y a un generoso compromiso social”.
Testigos apasionados
En la misma línea considera que es una invitación a “ser testigos apasionados de paz, solidaridad y reconciliación”, así como a apostar por la verdad, el testimonio de la fe y la coherencia de vida. De la misma manera, Francisco se muestra convencido de que el Evangelio “nos llama a la conversión del corazón, a la honestidad del pensamiento y a la perseverancia en la prueba”.
“El Evangelio, en efecto, es palabra viva y segura, que nunca defrauda”, aseveró el Obispo de Roma, en una celebración que tiene lugar en el marco del jubileo de los comunicadores y como colofón de la semana por la oración de la unidad de los cristianos. Desde esta perspectiva, Francisco también defendió que “guerras, injusticias, dolor y muerte no tendrán la última palabra sobre los pueblos de la tierra y sobre nuestra historia”.