Como es costumbre cada año, el papa Francisco ha recibido en audiencia a los responsables y al personal de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano. Durante su discurso, Francisco ha invitado a los presentes a alcanzar el Jubileo en las basílicas papales de Roma.
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“Cruzar la Puerta Santa no es un acto mágico”, ha asegurado el Papa. “Es un símbolo, un símbolo cristiano. Un signo que expresa el deseo de empezar de nuevo”. “Esta es una hermosa sabiduría: empezar de nuevo”, ha subrayado. “El deseo de renovarse y de dejarse encontrar por Dios. Y quienes no reconozcan que tienen el don de la fe, deben aprovechar este Año Jubilar para seguir adelante”.
“Queridos hombres y mujeres de seguridad, quisiera agradeceros todo el trabajo que con dedicación, profesionalidad y generosidad realizáis para garantizar la seguridad mía, de mis colaboradores y de todos los peregrinos y turistas en la zona del Vaticano, así como así como con motivo de mis visitas pastorales a Italia”, ha continuado el Papa.
La cercanía del Papa
“Es una tarea, la vuestra, siempre exigente, que requiere rapidez y valentía y que la mayor parte del tiempo se lleva a cabo con discreción, sin que nadie se dé cuenta, pero que presupone abnegación, atención a cada detalle, paciencia y disponibilidad para sacrificarse”, ha explicado. “De hecho, la seguridad es un activo invisible cuya importancia nos damos cuenta precisamente cuando, por algún motivo, falla, y que se construye en el compromiso continuo e inteligente de vigilancia, día y noche, durante todos los días del año”.
Así, ha asegurado que se siente cercano a estos funcionarios del Vaticano: “sepan que pienso en ustedes con frecuencia y con gratitud, y oro por ustedes y sus familias”. “Y cuando los domingos mis secretarios van a visitaros para llevaros chocolate o algo así, es un gesto simbólico, pero un gesto que expresa mi cercanía”, ha revelado, dándoles su bendición.