Este 12 de diciembre, el papa Francisco ha presidido una año más la misa en honor a la Virgen de Guadalupe, una de las advocaciones marianas más queridas por el Pontífice. La celebración a la patrona mexicana y de América, ha tenido lugar en la majestuosa Basílica de San Pedro a las seis de la tarde, congregando a miles de fieles de todo el mundo, especialmente de Latinoamérica y cómo no, de México. La misa ha contado con la participación de 30 cardenales, más de 350 sacerdotes y ha estado amenizada con las voces de los coros de la Capilla Sixtina, del Colegio Mexicano y el Colegio Pio Latino, en Roma.
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Mensaje de esperanza
Durante su homilía, el papa Francisco ha destacado la importancia del mensaje guadalupano, advirtiendo que no debe ser instrumentalizado con fines ideológicos ni comerciales. Subrayó con énfasis la centralidad de María como madre, aludiendo a la imagen de Guadalupe embarazada, que anuncia el nacimiento del Salvador: “Viendo la imagen de María, María de Guadalupe embarazada que anuncia el nacimiento del Salvador, se ve como madre, con qué ternura le dice al indio: ‘No tengas miedo, estoy aquí que soy tu madre’. Con esta revelación a Juan Diego se queda latente la maternidad de Guadalupe. La tilma, la madre y la rosa. Son tres elementos, tres elementos muy sencillos, pero en todos se refleja su maternidad”.
El Papa además ha destacado la sencillez de la Virgen de Guadalupe que se manifiesta en lo cotidiano, “y por eso se queda grabada en la humilde tilma. También se muestra con la belleza de las rosas que encuentra y lleva el indio como prueba de su aparición. La maternidad de María hace el milagro de llevar la fe a los corazones incrédulos de los prelados”.
“¿No estoy aquí que soy tu madre?”
El pontífice también advirtió sobre las múltiples teorías en torno al misterio de la Virgen de Guadalupe: “Todo lo que se diga del misterio guadalupano más allá de este dogma es mentira, es querer usarlo. El misterio de la Virgen es para venerarlo y sentir en los oídos: ‘¿Acaso no estoy aquí que soy tu madre?’ y usarlo en los momentos de la vida, buenos y malos”, ha concluido el Santo Padre haciendo un llamamiento a tener presente a la advocación de Guadalupe y recordar su mensaje de esperanza: “Nos vamos con la imagen de la Virgen en la tilma y escuchando como una cantinela que no tengamos miedo porque ella está con nosotros”.
La misa ha culminado con uno de los momentos más emotivos: el himno de La Guadalupana. La misa ha reafirmado, una vez más, el profundo vínculo del Papa Francisco con la Virgen de Guadalupe y su mensaje universal de amor y esperanza.