Jordi Bertomeu: “Los abusos no son un problema únicamente sexual, sino de cómo se ejerce el poder”

El oficial español de Doctrina de la Fe especializado en la lucha contra la pederastia ha viajado a Costa Rica para asesorar a los obispos en materia de prevención y protección de menores

Jordi Bertomeu en Costa Rica

Para Jordi Bertomeu, uno de los oficiales españoles de referencia en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, “venimos de una Iglesia que quizá ha sido sorda y ciega, que no ha sabido escuchar y ver a las víctimas”. Así lo ha expresado el sacerdote catalán en Costa Rica, país latinoamericano al que ha acudido este mes de noviembre para asesora a la Iglesia local en materia de prevención y protección de menores.



En un encuentro con medios de comunicación, Bertomeu defendió que la Iglesia haga una apuesta inequívoca por “la justicia restaurativa” como prueba fehaciente de que “la víctima está en el centro”. “Cuando se ha demostrado que una persona es una víctima, se admite que se le ha robado algo que hay que restituirle. Por eso la justicia restaurativa eclesial siempre ha de hacer todo lo posible para sanar a la víctima parte de ese dolor”, matizó. A l a vez recordó que “la víctima no es solo la persona abusada, sino su familia, su comunidad, su diócesis… Hasta que no ocurre esto, no hay reparación plena, es una tarea costosa y dolorosa”. En esta misma línea, dejó caer que “si la Iglesia sigue a la víctima que es Cristo, tiene que ser más que empática con las víctimas”.

Un espacio sano y seguro

Bertomeu hizo una defensa cerrada de la apuesta sinodal del Papa Francisco, argumentando que este ‘caminar juntos’ también resulta clave en la lucha contra esta lacra. “La respuesta a los abusos también pasa por la sinodalidad, la respuesta no está dada ni la tiene la jerarquía hoy por hoy, nos tenemos que poner todos en camino para dejarnos interpelar por el Espíritu”, sentenció el presbítero, que instó a la Iglesia a abrir su escucha a las víctimas. “¿Qué ha pasado en la Iglesia para que haya pasado esto? ¿Cómo configuramos una Iglesia que sea un espacio sano y seguro para todos?”, preguntó el canonista.

A la vez, comentó que “los abusos, en el fondo, no son un problema únicamente sexual, sino de cómo se ejerce el poder: servir o servirse”. “El Papa nos dice por activa, por pasiva y por perifrástica que no podemos continuar con una idea clerical y elitista de la Iglesia, sentirnos una casta especial, la casta de los castos, lo que se convierte en una antesala de pensar que entre los privilegios está el abuso del otro”, sentenció.

Sin miradas ideológicas

En una reflexión más general, subrayó que la sinodalidad “no pasa por imponer propuestas ideológicas a los otros sino mirando a la luz del Espíritu, sino que se trata de dejarse expropiar por el Espíritu”. “Sabemos de dónde venimos, pero no sabemos dónde vamos, aunque sí sabemos que Dios siempre nos acompaña, Dios siempre acompaña a su Iglesia”, apuntó a continuación.

Preguntado sobre los pasos a dar por la Iglesia de Costa Rica para plantar cara a esta lacra, Bertomeu subrayó en primer lugar la necesidad de “aprender de errores pasados, no solo para que no se repitan, y apostar por la prevención”. “No es suficiente aprobar unos protocolos a nivel nacional para tenerlos en una estantería, sino que se tienen que trabajar en todos los niveles eclesiales”, añadió. De esta manera, apuntó cómo “toda la comunidad cristiana tiene que saber que la Iglesia se ha dotado de unos medios para que los abusos no se repitan nunca más en lo posible. Y si se dan de nuevo, la Iglesia contará con medios para reaccionar con celeridad”.

Máxima colaboración

En paralelo, recordó que la Iglesia debe mantener siempre “máxima colaboración con las autoridades judiciales y policiales”, así como activar todos su protocolos y mecanismos judiciales propios cada vez que se aviste un posible caso.

“Tenemos un largo recorrido que hacer para realmente asumir códigos de buenas prácticas con los menores, lo que exige dejar de hacer prácticas inadecuadas y peligrosas”, compartió ante los presentes en la cita periodística. “No es que no podamos acercarnos a los niños, pero sí tenemos que acercarnos de una manera más respetuosa, más atenta, acorde con los nuevos tiempos”, matizó.  En cualquier caso, Bertomeu trasladó a los obispos de Costa Rica un mensaje de “esperanza” por el camino emprendido para “tutelar, recuperar y prevenir”.  

Derecho y misericordia

En su comparecencia, también fue preguntado por cómo ha de tratar la Iglesia los victimarios. “A veces hay una idea equivocada: distinguir y separar la pastoral del derecho, al disciplina de la misericordia, cuando lo cierto es que la Iglesia también actúa con misericordia desde el derecho”. A partir de ahí, subrayó que “la Iglesia es madre de la víctima que ha sufrido un abuso terrible porque se le ha destrozado la vida, pero también es madre de aquel sacerdote que, en lugar de ser servidor de la gente, se ha servido de los fieles para su placer sexual”.  “No está reñida la acción de la justicia con la misericordia”, insistió, a la que expresó que la Iglesia debe ofrecer “propuestas de cambio” para los abusadores.

El oficial de Doctrina de la Fe abordó, asimismo, la necesidad de que prime “una comunicación verdadera” a la hora de abordar la crisis de la pederastia. “La Iglesia no puede mentir: si no puedes decir toda la verdad, no la digas, pero si hablas, tienes que decir la verdad”, aconsejó Bertomeu. En este caso, recomendó poner en marcha “una comunicación sagaz, proactiva, que se anticipa, profesional y empática”. Es más, apuntó que “la lucha contra los abusos exige una aproximación multidisciplinar: no solo se hace solo desde el punto de vista jurídico y psicológico, sino también desde una comunicación profesionalizada”. En el marco de esta cuestión, afirmó que “los abusos han puesto de manifiesto carencia que no hemos encontrado aún un modelo de comunicación que sepa ayudar a la Iglesia a transmitir su identidad más profunda, que es el anuncio del Reino”.

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