Francisco: “Una economía que mata, excluye, contamina y produce guerra no es economía”

  • El Papa se hace presente con una carta en el IV encuentro anual de ‘La Economía de Francisco’
  • El Pontífice lamenta que durante siglos el pensamiento ha estado en manos de “varones occidentales”: “Hemos dejado de lado -entre otros- a las mujeres: si hubieran estado presentes, habría más redistribución”

El Papa Francisco, con su bastón

El Papa ha querido hacerse presente en el IV encuentro anual de ‘La Economía de Francisco’, un foro de reflexión para jóvenes que busca desarrollar e implementar el pensamiento en esta materia del pontífice argentino y que se celebró ayer en Asís. Justo un año después de que el mismo viajara a la ciudad italiana para abanderar esta iniciativa Jorge Mario Bergoglio ha enviado una carta en la que respaldó cómo la entrega de quienes participan en esta iniciativa “avanza con frutos, entusiasmo y compromiso”.



“La economía que mata, que excluye, que contamina, que produce guerra, no es una economía”, sentencia Francisco, en un tono especialmente beligerante. Es más, escribe que, esta práctica “es sólo un vacío, una ausencia, es una enfermedad, una perversión de la economía misma y de sus vocación”.

Arrogancia y violencia

En su carta, Francisco denuncia que “el gigantesco negocio de las armas nunca tendrá nada que ver con la economía de paz” y que “la economía que contamina y destruye el planeta no encuentra síntesis con la que lo respeta y salvaguarda”. “No es economía, es simplemente arrogancia, violencia, es simplemente una estructura depredadora de la cual liberar a la humanidad”, recalca el pontífice.

Para Bergoglio, “economizar significa cuidar la casa común, y esto no será posible si no tenemos ojos entrenados para ver el mundo desde las periferias: la mirada de los excluidos, de los últimos”.

“La economía integral es la que se hace con y para los pobres -en todas las formas en que hoy somos pobres-, los excluidos, los invisibles, los que no tienen voz para ser escuchados”, relata. En este sentido, defiende que “no basta un pensamiento en y para los pobres, sino con los pobres, con los excluidos”. “Incluso en teología hemos “estudiado a los pobres” demasiadas veces, pero hemos estudiado poco “con los pobres””, plantea en una carta en la que visibiliza que “la primera pobreza de los pobres que debe ser excluida es la posibilidad de expresar su opinión”.

La realidad y la idea

El Papa vertebra su mensaje en uno de los principios de su pensamiento: la realidad es superior a la idea y la unidad es superior a los conflictos. Así, comparte con los participantes del encuentro que “toda teoría es parcial, limitada, no puede pretender encerrar o resolver completamente los opuestos”. Frente a ello, “la realidad siempre se escapa”.

Aterrizando este postulado en materia financiera, Bergoglio recuerda que “en economía también existen grandes y pequeños, pobreza y riqueza y muchos otros opuestos”. Para escapar de este paradigma, defiende que la economía ha de ser “un lugar de inclusión y cooperación, de generación continua de valor para ser creado y puesto en circulación con los demás”. “Lo pequeño necesita de lo grande, lo concreto necesita de lo abstracto, el contrato del don, la pobreza de la riqueza compartida”, apostilla.

En la misiva, Francisco introduce una significativa variable. El Papa asume que la visión del mundo que ha prevalecido siempre ha sido la de los “varones generalmente occidentales”. Así, entona un ‘mea culpa’: “Durante siglos hemos dejado de lado -entre otras- la mirada de las mujeres: si hubieran estado presentes, nos habrían hecho ver menos bienes y más relaciones, menos dinero y más redistribución, más atención a quienes tienen y a quienes no, más realidad y menos abstracción”. “Por eso, es una alegría especial para mí -confiesa en su escrito- ver cuántas mujeres jóvenes son protagonistas de Economía.

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