Enrique Shaw: trasladaron sus restos a la Basílica del Pilar

García Cuerva alentó a superar las heridas y a encaminarse a un proyecto de hermandad, a imagen del venerable siervo de Dios

Este domingo se celebró el Día Nacional de la Comunidad Empresarial, en conmemoración a Enrique Shaw, el venerable siervo de Dios que, desde su accionar y prácticas empresariales, se ha convertido en modelo de liderazgo por su orientación al bien común.



Para recordar el fallecimiento del empresario, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, presidió la misa en la Basílica Nuestra Señora del Pilar, del barrio de Recoleta. Concelebraron el cardenal Mario Poli; el delegado episcopal para la Causa de los Santos, Santiago Olivera; el secretario general del episcopado, Alberto Bochatey, osa; el obispo auxiliar de Buenos Aires, Alejandro Giorgi, y los obispos eméritos Antonio Baseotto y Luis Fernández, castrense y de Rafaela, respectivamente. Además, estuvieron presentes los miembros del Tribunal Canónico que dispuso el traslado de sus restos.

Participaron de esta celebración familiares de Enrique, funcionarios del gobierno de la ciudad, empresarios, dirigentes gremiales, miembros de organizaciones eclesiales y representantes de las instituciones fundadas por E. Shaw.

El arzobispo porteño hablo de la vigencia del testimonio Shaw. Dijo que sus palabras y su vida nos interpelan, cuestionan y animan a construir una Patria de hermanos. “Qué actuales son sus consejos en un momento en que no toleramos otras opiniones, en que queremos convencer al otro si piensa distinto”, señaló.

Refiriéndose a algunos escritos del empresario, aseguró que el sueño de Enrique seguramente ha sido fortalecer los vínculos, más allá de las diferencias. Por eso cree, que el desapego del propio yo, la superación de esas grietas o cortina, serán quizás los senderos a recorrer en la búsqueda de la identidad de los argentinos.

Traslado de los restos

El 8 de diciembre de 2022, por disposición el entonces arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, solicitó la autorización del Dicasterio de las Causas de los Santos para efectuar el traslado desde la bóveda familiar en el cementerio de la Recoleta a la Basílica, parroquia a la que Enrique asistía diariamente.

Al finalizar la Santa Misa, el párroco de la Iglesia porteña, Gastón Lorenzo, y el padre Alejandro Russo, procurador de la causa, depositaron la urna de madera al pie del altar lateral de la Virgen de Luján, según las indicaciones del Dicasterio para la Causa de los Santos, lugar donde el empresario rezaba frecuentemente.

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