Eduardo Pérez dal Lago: “Lamento la pobreza del diálogo actual entre religión y cultura”

El fundador de La Santa Faz explica a Vida Nueva que “el hombre de nuestro tiempo está sediento de Dios y lo busca de una manera personal y novedosa”

El próximo martes se inaugurará la XIII Bienal de Arte Sacro Contemporáneo que se desarrollará en el Centro Cultural Recoleta en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y hasta el el 17 de septiembre se podrán visitar la muestra. La iniciativa fue impulsada por la Fundación Vetrano y la Fundación La Santa Faz.



La convocatoria tuvo una amplia repercusión. Se presentaron más de 500 obras, y fueron preseleccionadas creaciones de 47 artistas que mostraron, a través de sus habilidades, el diálogo entre la cultura y la espiritualidad.

Vida Nueva dialogó con el Eduardo Pérez dal Lago, sacerdote de la arquidiócesis de Buenos Aires y fundador de La Santa Faz, para conocer cómo se organizó la Bienal y las implicancias de lo sagrado como expresión hacia la trascendencia del hombre.

La Belleza de Dios

PREGUNTA.- ¿Podrías hacernos un poco de historia de la esta Exposición? ¿Cuál es el espíritu desde su fundación?

RESPUESTA.- La primera Bienal de Arte Sacro la organizó Monseñor Vicente Vetrano, vicario para la cultura del obispado de Morón, en 1986. Un hombre interesante, que reflexiono particularmente sobre el rol de los laicos en la Iglesia y fundó la revista Actualidad Pastoral. Desde entonces, la Bienal se constituyó en un espacio extraordinario para el diálogo entre el arte y la fe, por el que pasaron más de 10.000 artistas.

Estas bienales tuvieron lugar principalmente en el Palais de Glace y mostraron las obras de los más destacados artistas nacionales e internacionales, como José A. Marchi, Marcos Borio, Hugo de Marziani, Adrián Denegri, Alejandro Boim, y Marcelo Salvioli. Vetrano murió en el año 2000 dejando una fundación que lleva su nombre. La Fundación Vetrano intentó seguir con este proyecto, pero lamentablemente, hace unos años, éste dejó de presentarse.

P.- ¿Quiénes la organizan? ¿Cuánto tiempo hace que no se realizaba la Bienal de Arte Sacro Contemporáneo?

R.- Ahí aparece la Fundación la Santa Faz, que busca mostrar la Belleza de Dios para que el mundo vuelva a enamorarse de Él. La fundación tiene muchas iniciativas de diálogo entre la fe y el mundo del arte y, por eso colaborar con la Fundación Vetrano para que fuera posible seguir con esta iniciativa. De esta manera, ambas fundaciones trabajaron de manera conjunta con la ayuda de mecenazgo de la ciudad de Buenos Aires, encargándole la dirección y curaduría de la XIII Bienal a María Pimentel de Lanusse.

La XII Bienal se organizó en la Universidad Católica Argentina en 2010. El lugar que nos ofreció Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad no puede ser más adecuado. Las salas que utilizaremos del Centro Cultural Recoleta formaron parte del antiguo convento de los agustinos recoletos. Así, la arquitectura y el espacio también hablarán de Dios.

La muestra

P.- ¿Cuáles son las categorías que abarca? ¿Quiénes son los miembros del jurado y cuáles con los premios que otorgan?

R.- La Bienal se convocó para las categorías de pintura, dibujo, escultura, iconos, instalaciones, fotografía y arte digital. Históricamente tuvo excelentes jurados como Carlos Cañás, Guillermo Roux, Héctor Cartier, Rafael Squirru, Daniel Pérez, Eduardo Mac Entyre y Josefina Robirosa. En esta misma línea, convocamos a un jurado de selección compuesto por Carlos Fernando Herrera, Ofelia Manzi y Raúl Flores que tuvieron la tarea de evaluar más de 500 obras y seleccionar las 47 que serán exhibidas. También hay un jurado de premiación conformado por Ana María Battistozzi, Teresa Pereda y Ángel Navarro, quienes serán los encargados de otorgar un Primer premio, Segundo Premio, Mención y Premio Estímulo.

P.- ¿Qué presenta de distinto hoy? ¿Considera que el Arte Sacro Contemporáneo refleja la realidad actual de la religiosidad y la espiritualidad de hoy en el mundo? ¿Qué reflexión hace a partir de las 500 obras presentadas para la Bienal?

R.- Esto quizás sea lo mas interesante. Las 500 obras reflejan en colores y formas la búsqueda de trascendencia de los artistas de nuestro tiempo. Personalmente, como sacerdote, me sorprendió la vigencia del tema en un mundo aparentemente secularizado e inmanentista. También es notable la diversidad en la temática. El hombre de nuestro tiempo está sediento de Dios y lo busca de una manera personal y novedosa. Son pocas las obras de arte sacro que siguen los cánones tradicionales de la devoción y doctrina de las religiones monoteístas.

Germinar la semilla

P.- ¿Cómo evalúa el diálogo entre cultura y religión en la actualidad? ¿Qué pasos pueden encararse para que haya una mayor fluidez de este binomio?

R.- Esta pregunta la respondo desde mi experiencia personal. Yo lamento la pobreza del diálogo actual entre religión y cultura. Creo que hay un desencuentro mutuo. La cultura quiere desprenderse de la fe como de algo agobiante y la fe calla, muchas veces, la verdad de la que debe dar testimonio. Creo que lo hace por un injusto complejo de culpa y olvida un pasado muy respetable. Las universidades, las imprentas, los laboratorios, la educación musical y artística el pueblo, los hospitales son parte de esta historia en la que la fe y la cultura tuvieron un diálogo profundo y mutuamente beneficioso.

P.- Acaba de ser distinguido por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como personalidad destacada de la cultura. ¿Cómo recibió esta noticia? ¿Qué significa personalmente? ¿A qué lo compromete esta distinción?

R.- Esta noticia me sorprendió. La Legislatura que otorga esta distinción está compuesta por miembros de todos los partidos y facciones. No pensé que la propuesta de la legisladora Carolina Estebarena tendría total conformidad.

En lo personal fue una alegría. Mi trabajo en la cultura, en mi entender, no ha sido muy apreciado ni en la Iglesia, ni en la sociedad civil. Creo que lo aprecian algunos que se sienten llamados a la misma tarea. Creo que para ellos la distinción es un incentivo y eso me alegra mucho. Yo siento que mi compromiso es con Dios porque es algo vocacional y lo seguiría aún cuando solo encontrara incomprensión y fracasos, pero uno camina en la tierra y esto es un aliciente. Como cuando el sembrador ve germinar la semilla.

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