Michael W. Banach: “La visita de Francisco a Hungría buscaba crear puentes”

Nuncio apostólico en Hungría

Michael W. Banach nació hace 60 años en Massachusetts (Estados Unidos), pero desde mayo de 2022 vive en Hungría, donde fue enviado como nuncio por el Papa tras ser embajador del Vaticano en Senegal, Mauritania, Cabo Verde y Guinea-Bissau –de 2016 a 2022– y antes en las Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea –de 2013 a 2016–.



La carrera diplomática le ha llevado también a servir en la Sección de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado o en las nunciaturas de Nigeria y Bolivia. De hecho, en esta entrevista con Vida Nueva se atreve con el español. “Yo hablo boliviano: ‘Mijito, ¿quieres un juguito?’”, dice entre bromas con acento yanqui antes de comenzar a analizar la visita de Francisco a su ahora pueblo.

PREGUNTA.-Con la guerra de Ucrania, Hungría ha recibido a más de 1,5 millones de personas. Durante el viaje, el Papa se ha reunido con refugiados en la Iglesia de Santa Isabel. ¿Cómo está haciendo la Iglesia húngara realidad los cuatro verbos que propone Francisco con los migrantes –acoger, proteger, promover e integrar–?

RESPUESTA.- La ciudad de Budapest es una ciudad de puentes. Por eso, a la hora de diseñar el logo de la visita se tuvo en cuenta esto precisamente, porque el viaje del Papa buscaba crear puentes: primero entre Oriente y Occidente, y luego dentro de la sociedad húngara. Puedo confirmar que la Iglesia católica está volcada con los ucranianos desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, para acogerlos e integrarlos en nuestra sociedad. Por eso, en la Iglesia de Santa Isabel el pasado 29 de abril estuvieron presentes algunos ucranianos entre los refugiados que se vieron con el Santo Padre.

Un Papa creíble

P.- Diez años después de comenzar el pontificado de Francisco, ¿cuál ha sido su aporte a la Iglesia?

R.- En primer lugar, el pontificado del papa Francisco es un papado de credibilidad. Recuerdo el documental de ‘Win Wenders’ en 2018 sobre el Papa que se titulaba ‘Francisco, un hombre de palabra’. Esto resume muy bien su pontificado. Su gran testimonio es ser creíble él y hacer creíble a la Iglesia. En segundo lugar, es un pontificado de reforma. Algunos dicen que todo en este papado es novedad, pero nada es novedad si hablamos de reformar, porque ecclesia reformata, semper reformanda.

De hecho, el Papa se presenta siempre en continuidad con los dos papas anteriores, Benedicto XVI y Juan Pablo II. Sí es verdad que Francisco ha reformado las instancias de Gobierno de la Iglesia, pero lo más importante es su reforma en la manera de anunciar el Evangelio a los hombres y las mujeres de hoy. Es cierto que su experiencia de la fe ha sido muy diferente de la mía, por ejemplo, por el cambio de cultura entre Argentina y Estados Unidos, pero la fe siempre es la misma y cómo anunciarla es un desafío para todos.

En tercer lugar, el pontificado de Francisco lo marca también su interés por los jóvenes. Cristo es nuestro futuro es el lema de esta visita que acabamos de concluir y, para mí, estas palabras lo explican todo. Los jóvenes son el futuro de un país y son el futuro de la Iglesia, por eso, el Papa también ha querido hablar con ellos durante su estancia en Budapest.

P.- No es ningún secreto que el Papa recibe críticas desde dentro de la Iglesia. ¿Cómo le ven los católicos húngaros?

R.- Los creyentes y no creyentes son fieles a Francisco. Somos el único país que el Papa ha visitado dos veces. Ellos hacen un paralelismo con las dos visitas de Juan Pablo II. Dentro de la comunidad católica hay mucho agradecimiento con su visita, pero también entre quienes están alejados, porque todos tenemos necesidad de escuchar sus palabras de esperanza. El Papa ha encontrado no solo una Iglesia, sino una sociedad que le quiere.

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