Chile: inauguran año judicial en el Obispado de Valparaíso

  • En su ‘lectio inauguralis’ el obispo de San Bernardo expuso sobre la relación actual Iglesia–Estado
  • Apuntó a la tendencia a desplazar a Dios de parte de un estado liberal

En el salón Cardenal Antonio Samoré, del obispado de Valparaíso, se realizó la inauguración del año judicial eclesiástico presidida por el obispo local Jorge Vega Velasco, svd, y el vicario judicial Claudio Ortiz Vásquez.



“Por medio de esta charla y de otras que vamos a realizar a lo largo del año queremos cumplir con el objetivo que nos hemos propuesto de hacer más asequible y cercano el Tribunal Eclesiástico a las distintas áreas pastorales”, dijo en su saludo inicial el Vicario Judicial.

El acto tuvo como tema central la exposición del obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, sobre el tema ‘Iglesia y Estado en Chile en el momento presente. Una aproximación’.

Una coyuntura especial

González precisó su presentación: “No vamos a hablar de derecho canónico en el sentido estricto, a pesar de que hay mucho para decir. Nuestro país está viviendo una coyuntura muy particular y la Iglesia está empeñada en tener una postura clara y precisa, por lo que los obispos y confesiones religiosas me han encargado que los represente”, dijo el obispo aludiendo al proceso de elaboración de una nueva Constitución para el país, para el cual él coordina una Mesa de Trabajo integrada por las mayoritarias confesiones religiosas y espiritualidades existentes en Chile.

Hace poco, el mismo obispo González expuso, a nombre de esa Mesa, ante la Subcomisión de Principios, Derechos Civiles y Políticos de la Comisión Experta que tiene por función elaborar el anteproyecto constitucional para ser discutido por los 50 integrantes del Consejo Constitucional que serán elegidos en votación nacional el próximo domingo 7 de mayo.

El tema desarrollado por el obispo González al inaugurar el Año Judicial en Valparaíso, se refirió a “¿cómo deben posicionarse la Iglesia y las confesiones religiosas frente a un estado liberal, de derecha o de izquierda, pero que siempre está centrado en una cultura individualista y relativista que obvia los fundamentos verdaderos de la realidad y termina queriendo desplazar de la vida humana a Dios mismo? Esta es la pregunta que debemos hacernos hoy”, dijo González.

Crisis eclesial sin precedentes

Luego advirtió sobre la secularización de las sociedades actuales y cómo esto afecta a las relaciones del Estado con la Iglesia, pero también a la Iglesia misma. “Todo este proceso de secularización de larga data, dijo el obispo, se ha desarrollado en medio de una crisis eclesial sin precedentes, a mi modo de ver, cuyos contornos no son difíciles de describir”

“A la oposición de la fe católica que venía desde afuera (a lo cual ya estamos acostumbrados porque así fue desde el inicio de nuestra fe), se han unido ahora las que vienen desde dentro, y que son más letales y persistentes, y se terminan convirtiendo en corrientes de pensamiento que van minando poco a poco los fundamentos de la fe y la antropología cristiana hasta llegar a lugares de ámbito intelectual, como es el caso de lo que está ocurriendo en Alemania”, expuso el obispo González.

El obispo señala que “a esta hegemonía de la persona que olvida su carácter creatural, que está en el centro del racionalismo actual, se une la idea extendida acerca de la ausencia del pecado y a la existencia de una idea esencial de que bastaría con cambiar las estructuras para mejorar la vida humana sobre la tierra”.

“El Estado liberal no es capaz de descubrir que la fe religiosa es un factor social esencial y relevante de la vida de un país”, afirma con energía el obispo.

Camino de los acuerdos

Concluyó señalando que “hay una crisis en la eclesiología, en la moral (y particularmente en la moral sexual), en la moral dogmática (por ejemplo, con la discusión del sacerdocio femenino), que van haciendo que los fundamentos de la antropología cristiana vayan cediendo”.

Finalmente propuso que “el camino de los acuerdos es hoy la ruta más seguida en todos los ámbitos del quehacer político, económico y social, porque es el que mejor resguarda los derechos de las personas e instituciones. Requieren de una voluntad política ajena a visiones únicas y aceptar que el pluralismo es parte del camino hacia una sociedad libre”.

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