Obispos chilenos llaman a construir caminos para conseguir la paz

En el mensaje conclusivo de su Asamblea Plenaria, recuerdan la responsabilidad de votar en el actual proceso constituyente y señalan cuatro orientaciones pastorales

Durante esta semana del lunes 17 al viernes 21, los obispos chilenos estuvieron reunidos en su 127ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile, presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós. En ella participaron también los 3 administradores diocesanos a cargo de sedes vacantes: Calama, Illapel y Temuco.



 Armonía, comunión y fraternidad

El primer día la celebración eucarística fue presidida por el Nuncio Apostólico en Chile, Alberto Ortega Martín, quien en su homilía comentó la primera lectura, destacando que los apóstoles predicaban a pesar de la persecución y relevando la importancia del Espíritu Santo en la vida cristiana. Luego recordó que el Papa Francisco invita a custodiar la armonía, la comunión y la fraternidad en la Iglesia.

Es habitual que los obispos aborden la realidad del país que, en esta ocasión, presenta dos aspectos inevitables: la creciente criminalidad y la próxima elección de los integrantes del Consejo Constitucional que deberá participar en la elaboración de la propuesta de nueva Constitución para el país. Además, los obispos tienen en su agenda aprobar las Orientaciones Pastorales para el período 2023 – 2026.

Al término de la Asamblea entregaron el documento “Constructores de paz, sembradores de esperanza” en el que dan cuenta de la Asamblea y, de inmediato, señalan el tema de violencia en el país.

Incertidumbre provocada por delincuencia

“Hemos querido analizar y reflexionar la grave crisis de seguridad que estamos viviendo en Chile. Nos unimos al dolor y angustia de muchos habitantes de nuestro país, que viven en la incertidumbre de la delincuencia que parece no escatimar sus expresiones de violencia. Constatamos con dolor la muerte de civiles, carabineros y otros servidores públicos a manos de delincuentes que sin trepidar no dudan en atentar contra la vida de otras personas.

Los niveles de violencia que hemos visto las últimas semanas son desconocidos en nuestra sociedad, no sólo por su terrible agresividad sino también porque aflora el crimen organizado, muchas veces asociado al narcotráfico, que invade y copa el espacio público en diversas partes de nuestro territorio, dañando especialmente a niños, jóvenes y familias que permanecen atrapados en esta realidad. El narcotráfico está generando una narcocultura que, a su vez, se constituye en un grave germen de corrupción en nuestra sociedad”, dicen los obispos en su diagnóstico de la situación en el país.

A continuación llaman a cambiar esa situación. “Creemos que los caminos para conseguir la paz los debemos construir entre todos, con decisión y unidad, desde un abordaje integral. Rechazamos cualquier forma de violencia para conseguir objetivos políticos, sociales o económicos. Sembramos esperanza, recuperando la confianza en las instituciones y fortaleciendo el tejido social desde nuestras comunidades cristianas. Indudablemente, las autoridades de la nación y quienes tienen mayor incidencia en la opinión pública, como los medios de comunicación social, poseen un rol fundamental para conseguir la anhelada paz que nos permita vivir en una sana amistad cívica”.

En las sesiones de estudio de este tema, los obispos contaron con aportes del ex senador Felipe Harboe y el profesor de las cátedras sobre derecho y sociología, Rodrigo Pérez de Arce. Con ellos abordaron las repercusiones de esta situación, en la vida social y política, y caminos para enfrentarla.

Orientaciones pastorales

Más adelante, en su documento conclusivo, aluden a la próxima elección de consejeros constitucionales: “Más allá de la obligatoriedad del voto, creemos que es una gran responsabilidad concurrir a emitir nuestro voto de manera informada para participar en un proceso tan relevante para nuestro país”, expresan los obispos.

Los obispos también prepararon las Orientaciones Pastorales para la Iglesia chilena en el período 2023 a 2026. “Luego de un largo camino de escucha y discernimiento que se inició en el año 2018, a raíz de la profunda crisis eclesial que hemos vivido, estas orientaciones pastorales recogerán los frutos de este proceso que tuvo como momento cumbre la IIIª Asamblea Eclesial Nacional de octubre del año pasado”.

Señalan las 4 orientaciones pastorales aprobadas: “renovar nuestros procesos evangelizadores desde la centralidad de Jesucristo; generar relaciones evangélicas con espíritu de sinodalidad en nuestra manera de ser Iglesia; renovar nuestro compromiso de evangelizar la cultura y salir al encuentro de los pobres y jóvenes; y promover una cultura del cuidado y buen trato, erradicando el abuso en nuestras comunidades”.

Los obispos anuncian que pronto darán a conocer el detalle de estas orientaciones con sus líneas de acción. Agregan: “Esperamos que estas orientaciones pastorales nos impulsen a una renovación en fidelidad al Evangelio de Jesucristo”.

Prevención de abusos

Otro tema abordado en la Asamblea Plenaria, según informa iglesia.cl fue la presentación de los resultados de la Consulta Nacional a los Presbíteros impulsada por la Comisión nacional de Pastoral Presbiteral, con el fin de realizar un mejor acompañamiento a la vida, vocación y ejercicio del ministerio de los sacerdotes en el país.

El Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a las Víctimas dio cuenta de los avances en el seguimiento a la implementación diocesana de las Líneas Guía Cuidado y Esperanza. Además, se entregó información sobre el encuentro de Conferencias Episcopales de Latinoamérica, convocado por la CECh y el Consejo, que se realizará durante el presente año en el país, donde se hará la presentación pública del estudio completo del Consejo nacional de prevención “Dinámicas relacionales de abuso sexual en contexto eclesial en Chile”.

Destacó también el encuentro con religiosas contemplativas, para profundizar algunos aspectos de la Instrucción ”Cor orans”, sobre la vida contemplativa femenina en la Iglesia, en lo que concierne a la relación entre los monasterios y los obispos diocesanos.

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