Grech, en los 10 años de Francisco: “Está ayudándonos a redescubrir la belleza de la Iglesia como Pueblo de Dios”

“Lo que está haciendo el papa Francisco es ayudarnos a redescubrir la belleza de la Iglesia como Pueblo de Dios. Y este es el discurso del Concilio Vaticano II”. De esta manera se expresa el cardenal secretario general del Sínodo, Mario Grech, en entrevista con Vatican News con motivo del décimo aniversario del pontificado.



“Así pues –continúa–, si hoy, por invitación del Santo Padre, reflexionamos –y espero que también tomemos decisiones– para hacer que la Iglesia sea más sinodal, es porque el Santo Padre quiere trasladar a la vida cotidiana la enseñanza del Concilio Vaticano II, especialmente la enseñanza sobre la Iglesia, la eclesiología del Vaticano II”.

Para Grech, “el Santo Padre quiere una Iglesia sinodal donde haya comunión, por tanto, donde nadie se sienta excluido; donde haya participación para todos, respetando los carismas y los ministerios; y luego para una misión, porque todo esto no es un discurso autorreferencial, es decir, no es introspección, sino que estamos reflexionando sobre la Iglesia para poder comunicar también hoy el Evangelio, para ayudar al encuentro entre el Señor resucitado y el hombre de hoy”.

De la periferia al centro

Según explica el purpurado maltés, “el Papa nos invita continuamente a reflexionar sobre la sinodalidad. Pero la sinodalidad no es solo un desafío para la Iglesia, es también un desafío para toda la humanidad. Con esto quiero decir que el Santo Padre nos invita a caminar juntos y a escuchar a todos, sin excluir a nadie, incluidas las personas que se encuentran en dificultades. Quizá podamos decir también que el Santo Padre está dando voz a los pobres, a los que sufren la injusticia, a los que se sienten marginados”.

En este sentido, añade: “El Papa nos recuerda a menudo que los cambios en la historia no empezaron desde el centro sino desde la periferia, porque los que están en la periferia pueden ver la realidad mucho más objetivamente que los que están en el centro. Con esta afirmación, el Papa reconoce en realidad la dignidad y el valor de cada persona”

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