Manuela Carmena ‘se confiesa’ con el obispo de San Sebastián

  • La ex alcaldesa de Madrid entrevista en su primer podcast a Fernando Prado sobre el sacramento de la reconciliación
  • “Me gustaría pensar que hubiera muchos confesores como tú”, elogia la jueza al claretiano

La ex alcaldesa de Madrid y jueza, Manuela Carmena, estrena podcast, con el nombre de ‘Suena Carmena’, que busca ser una conversación serena con personalidades de diferentes ámbitos para derrumbar tópicos. ¿Su primer tema? La mentira. ¿Y quién ha sido su primer invitado? El nuevo obispo de San Sebastián, Fernando Prado. En una conversación grabada presumiblemente antes de que el misionero claretiano fuera enviado por el Papa a la diócesis vasca, ambos dialogan en torno a la verdad y la mentira, tema de esta primera incursión en el mundo radiofónico de Carmena.



En concreto la veterana jurista se muestra interesada en ahonda en el sacramento de la confesión y constatar si los católicos mienten o no en un acto clave en la vida de un cristiano. “Me gustaría escuchar a un político que sistemáticamente está mintiendo, que se confesara y luego dijera en un pleno o en una emisora de radio que ha mentido”, expresa en el diálogo con el prelado, preguntándose cómo es hoy la dinámica del sacramento.

“La gente se sigue confesando de que ha mentido, sobre todo si tienen la conciencia de que ha perjudicado a alguien”, comparte desde su experiencia el claretiano, convencido de que “ser católico no te exime de ser pecador, como cualquier persona, las personas actuamos bien o mal independientemente de nuestra fe”. “Otra cosa es que nuestra fe nos ayude a ser mejores”, añade a continuación.  

Pena adecuada

Como jueza, Carmena se interesa por “las penas” que se imponen a quienes se acercan a confesarse. “Lo normal no es que la pena sea proporcional, sino que sea adecuada al mal que se ha generado, que pueda ayudar a la persona a restituir lo que ha hecho mal y que le ayude a mejorar”, explica el obispo de San Sebastián.

Aterrizando en lo concreto, Prado apunta que él suele pedir a quien se confiesa “restituir el mal que se ha hecho”, por ejemplo, a través de “un gesto de generosidad, pedir perdón a la persona afectada”. Para el prelado, supone un salto de madurez “pasar por la vergüenza de pedir perdón oralmente por escrito a la persona dañada, por ejemplo, por haber mentido para salvarse uno el pellejo”.

En este misma línea, expone que el sacramento de la reconciliación también puede ser entendida por el creyente “un poco como una terapia espiritual”, por lo que, más allá de la penitencia, el pastor también incluye “algún consejo”. “Me gustaría pensar que hubiera muchos confesores como tú”, elogia incluso la magistrada a Prado al final del encuentro.

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