El Papa al Patriarca Bartolomé: “La unidad de todos no es solo la voluntad de Dios, sino una prioridad en el mundo de hoy”

“El pleno restablecimiento de la comunión entre todos los creyentes en Jesucristo es un compromiso irrevocable de todo cristiano”, ha recordado Francisco

El papa Francisco, en una audiencia con el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I

El 29 de junio, una delegación de la Iglesia de Constantinopla llegaba a Roma para la celebración de los Santos Pedro y Pablo. Hoy, 30 de noviembre, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales, encabezaba una comitiva para celebrar en Estambul la fiesta de San Andrés, patrón del Patriarcado Ecuménico.



La delegación de la Santa Sede, tal como ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano, participó en una liturgia solemne presidida por el Patriarca Ecuménico, Bartolomé, en la iglesia patriarcal de San Giorgio al Fanar, y tuvo un encuentro con el Patriarca y con la comisión sinodal encargada de las relaciones con la Iglesia católica. En este contexto, Sandri hizo entrega a Bartolomé un mensaje firmado por el papa Francisco, en el que subrayaba la necesidad de continuar trabajando por la unidad de los cristianos.

“He pedido a la delegación que transmita a Vuestra Santidad el testimonio de mi afecto fraterno y mi sentida oración por usted y por la Iglesia confiada a su cuidado”, comenzaba Francisco, subrayando, a su vez, que este “encuentro de la Iglesia de Roma con la Iglesia de Constantinopla con ocasión de sus respectivas fiestas patronales es expresión de la profundidad de los lazos que nos unen y signo visible de nuestra anhelada esperanza de una comunión cada vez más profunda”.

Reconciliación y fraternidad

Así, el Papa asevera en la misiva que “el pleno restablecimiento de la comunión entre todos los creyentes en Jesucristo es un compromiso irrevocable de todo cristiano, pues la unidad de todos no es sólo voluntad de Dios sino una prioridad urgente en el mundo de hoy, que tiene una gran necesidad de reconciliación, fraternidad y unidad”. Por ello, la Iglesia “debe resplandecer como signo e instrumento tanto de la estrechísima unión con Dios como de la unidad de todo el género humano”.

“Debemos reconocer que las divisiones son el resultado de acciones y actitudes pecaminosas que impiden la obra del Espíritu Santo, que guía a los fieles a la unidad en la legítima diversidad”, continúa Francisco. “De ello se deduce que sólo el crecimiento en la santidad de vida puede conducir a una unidad genuina y duradera”. Por ello, el Papa señala que “estamos llamados a trabajar por el restablecimiento de la unidad entre los cristianos no sólo mediante acuerdos firmados, sino mediante la fidelidad a la voluntad del Padre y el discernimiento de los impulsos del Espíritu”.

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