Con la conmoción todavía presenta tras el anuncio de que el cardenal Jean-Pierre Ricard, arzobispo emérito de Burdeos, abusó de una menor hace 35 años y que otros 10 prelados franceses están siendo juzgados por casos similares; Éric de Moulins-Beaufort, actual presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, ha anunciado que en diciembre entrará en funcionamiento el Tribunal Penal Canónico Nacional.
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Curar la ira
Esta nueva institución judicial será la encargada de seguir tanto los casos de abusos sexuales, como los delitos financieros en la Iglesia con el objetivo de “restablecer la confianza” entre los fieles. Y es que, según ha confesado el presidente, el camino para “curar la ira y las preocupaciones será largo”. “Nos atrevemos a creer que vale la pena y les aseguramos que estamos comprometidos con ello”, ha asegurado de Moulins-Beaufort en la clausura de la Asamblea Plenaria de los obispos franceses que se ha celebrado, como es habitual en Lourdes.
“Constatamos con humildad que la actuación de algunos de nuestros hermanos, sacerdotes y obispos, y el modo en el que han sido tratados por nuestra estructura eclesial en Francia e incluso por la Santa Sede, causan tristeza, incomprensión y disgusto, e impiden a muchos de vosotros saborear la alegría pura y rejuvenecedora del Evangelio de Cristo”, ha señalado en su intervención. Por ello este Tribunal Penal Canónico Nacional funcionará junto a un Consejo de Seguimiento que se encargará de la gestión de la crisis cuando un obispo haya sido involucrado en algún caso de abuso sexual y ha advertido de que “ni la ordenación ni los honores protegen de cometer faltas”. Estas medidas serán presentadas directamente en el Vaticano y se valorará la gestión de los últimos casos más relevantes, como el del propio cardenal Jean-Pierre Ricard.
