Francisco: “¡Qué bello sería educar una mirada pura a través del cine!”

Madrid acoge la presentación de un libro sobre el neorrealismo italiano que prologa el Papa a modo de entrevista con el autor Dario Edoardo Viganò

“¡Qué bello sería redescubrir a través del cine la importancia de la educación en la mirada pura!”. Es el deseo que expresa el Papa Francisco en la entrevista que mantiene con Dario Edoardo Viganò y que sirve de prólogo para el libro ‘La mirada: puerta del corazón. El neorrealismo italiano en la cultura cinematográfica’ (Romana Editorial).



La obra, que acaba de ser publicada en España, fue presentada ayer en el Istituto Italiano di Cultura, con la presencia del autor y el respaldo, entre otros, del nuncio vaticano Bernardito Auza, del cineasta Mimmo Calopresti, además del embajador italiano Riccardo Guariglia.

Padres promotores

Debo mi cultura cinematográfica sobre todo a mis padres”, desvela Francisco en el encuentro con Viganò, recordando que “cuando era niño, iba a menudo al cine del barrio, donde se proyectaban hasta tres películas seguidas”. “Como hacían con las óperas, nos las explicaban para orientarnos”, rememora Jorge Mario Bergoglio ante las preguntas del vicecanciller de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales.

“Entre las películas que mis padres quisieron que absolutamente que viéramos, estaban las del neorrealismo”, subraya el pontífice argentino que trae al presente “todas las películas de Anna Magnani y Aldo Fabrizi”. Al abordar aquellas cintas del pasado, más allá del neorrealismo,  recuerda cómo “’La strada’ de Fellini es quizás la película que más me ha gustado”. “En esa película el relato sobre los últimos es ejemplar y es una invitación a preservar su valiosa mirada sobre la realidad”, añade el sucesor de Pedro.

Aprender a mirar

“¡Qué necesidad tenemos hoy de aprender a mirar!”, reflexiona el pontífice a raíz de las cintas neorrealistas. Para Francisco, “la situación difícil que estamos viviendo, marcada profundamente por la pandemia, genera preocupación, miedo, desánimo; por ello son necesarios ojos capaces de hendir la oscuridad de la noche, elevar la mirada más allá del mundo para escrutar el horizonte”. “Hoy es muy importante una catequesis de la mirada, una pedagogía para nuestros ojos”, comparte el Papa.

Para Bernardito Auza, el cine constituye “una mística de nuestro tiempo que va mira más allá del muro del monasterio”. Durante su intervención en el acto, el diplomático filipino puso en valor el cine italiano neorrealista en tanto que permitió explicar al mundo acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial, “tomar conciencia de esa tragedia que en muchas partes del mundo era más o menos periférica”.

Implicaciones éticas y morales

A la par, el embajador de la Santa Sede hizo hincapié en como “el aprecio y valor de la Iglesia para con los medios de comunicación viene de muy lejos”, apreciando las “implicaciones éticas y morales” de la cinematografía, sabedor de que puede ser un instrumento que eduque “la mirada del corazón que nos lleve a tener una mirada de la fraternidad”.

“Partiendo del neorrealismo, he intentado indagar en la faceta más humana de esta corriente”, expuso Viganò, que estableció en su intervención una comparativa entre la incertidumbre que se vivió en el tiempo en el que se forjó esta corriente cinematográfica con el mundo postpandemia. Por su parte, Calopresti reflexionó sobre la vulnerabilidad que refleja el neorrealismo y que él retoma en sus obras, basada en cómo el individuo se siente indefenso y necesita de los demás “para afrontar los desafíos a los que hoy se enfrenta la humanidad”.

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