Verónica Talamé: “Estamos todos llamados a impregnar nuestra vida con la Palabra”

La actual directora del Departamento de Animación y Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina dialogó con Vida Nueva y destacó la necesidad de conocer la Palabra como “una invitación a escuchar la voz de quien nos ama y nos habla”

En 1994, la Dra. María Verónica Talamé egresó de la primera promoción del Profesorado de Ciencias Sagradas, dependiente del arzobispado de Salta. En 2007, obtuvo el doctorado en teología bíblica, constituyéndose en la primera mujer laica argentina en acceder a ese título académico. En la actualidad, es docente de Introducción a la Biblia y de Exégesis del Pentateuco y de Escritos Paulinos en el Profesorado Mons. Tavella de Salta, y en la Universidad Católica de Salta.



La actual directora del Departamento de Animación y Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina dialogó con Vida Nueva y destacó la necesidad de conocer la Palabra como una invitación a escuchar la voz de quien nos ama y nos habla.

El proyecto es Jesucristo

PREGUNTA.- ¿Pastoral Bíblica o animación bíblica de la pastoral?

RESPUESTA.- En la exhortación apostólica ‘Verbum domini’ (73), el papa Benedicto XVI nos invita a un particular esfuerzo pastoral para resaltar la centralidad de la Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando “incrementar la pastoral bíblica, no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral”.

Antes, la pastoral bíblica era entendida como una de las tantas áreas pastorales (jóvenes, carcelaria, catequesis, de salud, de niños, de familia). Pero hoy entendemos que la Biblia debe ser fuente de todas ellas. Por eso decimos que la ABP es una propuesta transversal, fondal, abarcativa, es decir, todas las pastorales deben actuar iluminadas e impregnadas por la Palabra.

Es en este sentido, donde la Biblia se encuentra necesariamente unida a todas las pastorales. Cada una de ellas tiene como único objetivo a Jesús y la actualización del proyecto de Dios. 

Nadie puede dar lo que no tiene. Por ello, como discípulos misioneros estamos llamados, en primer lugar, a dejarnos evangelizar por la Palabra, para que luego podamos anunciarla como testigos auténticos. La Iglesia en misión permanente tiene que promover un conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios.

Desde y con la Palabra

P.- Entonces, para todos los que aún no lo sabemos conceptualmente y con certeza, ¿qué es la animación bíblica de la pastoral?

R.- Es la acción por la cual se busca dar fuerza animadora desde la Palabra y con la Palabra a los cristianos y a las comunidades para que ella sea la fuente, la base y el  fundamento de su vida.

La Animación Bíblica de la Pastoral busca que toda la actividad pastoral de la Iglesia esté animada por la Palabra de Dios; centrada en el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra, que es inspirada y útil para enseñar, para argumentar, para encaminar e instruir en el bien, como se expresa en 2 Tm 3,16-17.

Con la ABP queremos resaltar la fondalidad y centralidad de La Palabra. La fondalidad porque es la fuente de la vida del cristiano. Un Dios Creador y Padre cercano que nos habla y nos llama por su Palabra a seguirlo. La centralidad, porque todo en la vida del cristiano debe girar alrededor de Dios. Dios presente en las dos mesas del altar Palabra Y Eucaristía, profundamente unidas, llamándonos al encuentro.

La Palabra como centralidad nos invita a escuchar a Dios, y que su voz se haga en nosotros oración y vida, a la luz del Evangelio. Debe animar todo el compromiso apostólico del cristiano, tal como dice la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida.

Es tarea de la ABP motivar y formar en la lectura, en la meditación y en la oración de la Palabra; enseñar a fundamentar su vida en la roca firme de la Palabra, de modo que no sólo es importante la escuche, sino también ponerla en práctica, anunciándola con obras y palabras.

P.- ¿Cómo articulamos la Animación Bíblica de la Pastoral y la Nueva Evangelización?

R.- La Nueva Evangelización nos llama a renovar el ardor misionero, utilizando la creatividad metodológica y la novedad de expresiones, es decir dedicarnos con toda el alma a aquello que nos corresponde como cristianos, como Iglesia: ¡evangelizar! Pero, sin Palabra de Dios no hay Nueva Evangelización, ni siquiera hay evangelización. Sin la lectura constante, viva y fiel de la Biblia, cualquier  acción pastoral estará vacía de contenido y razón.

La Palabra como fuente

P.- ¿Por qué la “ABP” nos involucra a todos?

R.- Porque todos necesitamos conocer la Palabra de Dios. No podemos dejar de compartirla. Hoy, más que nunca, es necesario llevarla a cada lugar de la tierra, animando bíblicamente toda acción pastoral. Como agua viva, la Palabra de Dios es la fuente que nutre nuestra vida cristiana y fundamentalmente el apostolado. Porque no puede haber verdadera pastoral sin escuchar la voz del Pastor, y anunciarla con Él y por Él.

La necesidad de conocer la Biblia no se termina en leer y comprender el texto, porque no es el fin en sí mismo. Es una invitación al encuentro, es escuchar la voz de quien nos ama y nos habla. Es poder mirar sus gestos y acciones, descubriendo el camino de salvación; pero sobre todo al Señor: Camino, Verdad y Vida que nos ha salvado y nos invita a encontrarlo, seguirlo y anunciarlo. Solo así podremos ser sus discípulos, adherirnos a su propuesta, hablar en su nombre y asumir la misión que nos ha dejado y el estilo de vida que nos debe identificar.

Jesús, el Maestro, cautiva y nos enseña a cada uno con excepcional pedagogía  todo lo que necesitamos saber. Nos pregunta y repregunta. Usa metáforas, parábolas, enigmas, imágenes visuales como signos y símbolos. No es estructurado. Utiliza la creatividad para enseñar en cada situación. Él quiere realmente que aprendamos y vivamos sus enseñanzas.

No busca que nosotros seamos un ordenado almacén de conocimientos, porque  aprender es amar. Amar a quien nos ama sin medida. Amar la Eucaristía y la Palabra, donde Él está presente. Amar a cada hermano, donde vemos el rostro de Cristo: el sufriente, el abandonado, el traicionado, el despojado… pero también verlo en aquellos que con su vida y acciones nos muestran que vivir el Evangelio es posible. En los generosos, comprensivos, alegres… está el Señor. Él está en todos y nos llama a vivir en unidad.

Presente en todas las pastorales

P.- ¿Por qué la ABP es esencial en todas las pastorales?

R.- La Biblia se hace esencial para todas las pastorales; todas y cada una de ellas tiene como único motor y objetivo “al amor”, esa acción que nace del amor a Dios y nos hace amar a cada hermano. Llevar la esperanza que Cristo nos ha traído. Vivir como Cristo. Amar como Cristo. Enseñar el camino de salvación para  llegar a Cristo…

Lo que difiere una pastoral de otra no es la doctrina, las bases, ni sus fundamentos, sino solamente los destinatarios y la metodología. El proyecto es siempre el mismo: Cristo, Hijo de Dios vivo hecho hombre, que ha venido a salvarnos y a enseñarnos con su vida cómo vivir.

Sin Palabra, sin Eucaristía llevaremos solo sustento material. ¿Necesario? Sí. ¿Urgente? Sí, pero efímero, si olvidamos el tesoro más grande que tenemos y debemos entregar: el Agua Viva para que nunca más tengan sed, el Pan del cielo que alimenta el alma y renueva las fuerzas.

Por eso estamos todos llamados a impregnar nuestra vida con la Palabra y a animar bíblicamente toda Pastoral. Grandes, chicos y jóvenes estamos llamados a colaborar con la acción pastoral de la iglesia: hay miles de maneras, aún sin salir de casa.

Nutrirse con la Palabra

P.- Por favor, ¿nos recordaría un poco de su historia y fundamento?

R.- El Concilio Vaticano II fue el acontecimiento religioso más importante del siglo XX y probablemente el más importante desde Trento (hasta 1962 sólo se habían celebrado 20 Concilios en toda la historia). Convocado por iniciativa de san Juan XXIII, buscaba que la Iglesia se abriera al mundo, a todos los hombres, y que hiciera un examen de conciencia general para adaptar la presentación del Mensaje Evangélico a los tiempos modernos.

Desde entonces, como Iglesia, nos encontramos en un constante proceso de renovación y cercanía a la Palabra, haciendo de Ella el centro y el fundamento de la vida cristiana.

Uno de sus frutos más importantes fue la constitución Dei Verbum sobre la Divina Revelación, que en su nro. 21 señala que los discípulos de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: acceder a una interpretación adecuada de los textos bíblicos, emplearlos como mediación de diálogo con Jesucristo, y a que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús. De allí la importancia de una ‘pastoral bíblica’.

En este contexto de cambio y búsqueda de acercamiento a Dios por medio de su Palabra,  surge la Animación Bíblica de la Pastoral, más conocida como ABP. Animar, en terminología bíblica, es infundir vida, dar vitalidad. Para animar la Pastoral es necesario: formar, motivar y educar en la Palabra, a fin de que ella sea el centro y el alma de su existencia y de su acción.

Desde allí, la Iglesia, a través de sus pontífices Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, nos invita e insiste en darle a la Palabra un lugar especial y central en nuestra vida, para que ilumine todo nuestro accionar.

P.- ¿Quiénes estamos llamados a ser animadores bíblicos de la pastoral?

R.- En ‘Verbum domini’ dice así: “Puesto que “la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”, la Animación Bíblica de toda la pastoral ordinaria y extraordinaria llevará a un mayor conocimiento de la persona de Cristo, revelador del Padre y plenitud de la revelación divina” (VD 73).

Cuanto más conozcamos la Palabra, mayor será nuestra misión de ser animadores bíblicos, logrando que las actividades habituales de las comunidades, las parroquias, las asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra.

P.- ¿Un mensaje final?

R.- Que María, oído fértil de La Palabra, nos acompañe y guíe en este camino, descubriendo la urgencia y la necesidad de la Animación Bíblica de la Pastoral y  como ella podamos decir: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí, según Tu Palabra”.

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