Cardenal Stella: “Juan Pablo I testimonia el rostro de una Iglesia humilde y trabajadora”

El postulador de la causa de beatificación de Albino Luciani destaca que “se ganó el corazón de creyentes y no creyentes” en los 33 días que fue Papa

“La santidad de Juan Pablo I es importante para la Iglesia y para el mundo de hoy porque nos testimonia el rostro de una Iglesia humilde y trabajadora”. Así lo ha expresado el cardenal Beniamino Stella, postulador de la causa de beatificación de Albino Luciani –fallecido en 1978–, durante la presentación de la beatificación del Papa, que tendrá lugar este domingo 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro.



Stella, quien conoció a Luciani como seminarista y sacerdote, pues fue su obispo, ha detallado su personalidad en tres características: “Un sacerdote que oraba, que vivía pobremente y que se sentía a gusto con la gente”. De hecho, “en relación a la pobreza, mi madre citaba, a veces, a Luciani, para decir que el cura no debe tener cuentas bancarias y chequeras”, ha recordado el purpurado.

Asimismo, el cardenal ha compartido otro elemento importante de la personalidad del Pontífice: “Luciani nos enseñó, a través de su testimonio como obispo, que él tiene en el corazón la dimensión universal de la Iglesia, la importancia del amor generoso y la obediencia incondicional al Sucesor de Pedro”.

Un Papa breve

Antes de recordar la historia de la causa de beatificación, Stella ha insistido en que, a pesar de ser Papa solo durante 33 días, en ese corto período de tiempo “se había ganado el corazón de los creyentes y no creyentes de todo el mundo”.

La causa tuvo su primer intento en 1990, cuando la Conferencia Episcopal de Brasil lo solicitó, sin éxito, a Juan Pablo II. Más tarde, en 2002, el obispo de Belluno-Feltre –diócesis de Luciani–, el salesiano Vincenzo Savio, inició el procedimiento diocesano, que se prolongó hasta 2006. El 17 de octubre de 2016, se llevó toda la documentación a la Congregación para las Causas de los Santos, y el 8 de noviembre de 2017 el papa Francisco convirtió a su antecesor en venerable.

Ese mismo año, concluyó en Buenos Aires la investigación diocesana sobre el milagro ocurrido en 2011. Entonces, Juan José Dabusti, sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires, presente también en la rueda de prensa, fue llamado por una madre, Roxana Sosa, para ir al lado de la cama de su hija moribunda de 11 años, Candela Giarda, que padecía una epilepsia refractaria maligna.

“Tenía neumonía, shock séptico y no pensaron que sobreviviría a la noche. Le pedí al Señor, por intercesión de Juan Pablo I, que curara a Candela. Al día siguiente, Roxana vino a la parroquia y me dijo que su hija presentaba claros signos de mejoría”, ha relatado el sacerdote. Fue el 13 de octubre de 2021 cuando Francisco autorizó el Decreto sobre el milagro. En total, 19 años de trabajo.

El hombre austero

En la presentación también han participado Stefania Falasca, vicepostuladora y vicepresidenta de la Fundación Juan Pablo I; el sacerdote Davide Fiocco, representación de la diócesis de Belluno-Feltre, quien ha relatado las raíces de santidad del Papa Luciani y ha dado cuenta de la importancia de la beatificación para una diócesis de 180.000 habitantes; y sor Margherita Marin, religiosa de las Hermanas de María Bambini, quien fue una de las asistentas del Pontífice.

Por parte de la familia ha compartido su testimonio su sobrina, Lina Petri, quien ha hecho hincapié en la vida austera de su tío, ha contado sus intenciones de ser misionero en África y su preocupación por las incomprensiones a las que se vio expuesto Pablo VI durante su pontificado.

Noticias relacionadas
Compartir