Francisco: “Los adolescentes exigen con ansiedad que los adultos hagamos todo lo posible para evitar el colapso del planeta”

La Santa Sede ha publicado este jueves el mensaje del papa Francisco con motivo de la celebración, el próximo 1 de septiembre, de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Una celebración que, además, da inicio al periodo ecuménico que, hasta el 4 de octubre, unirá a los cristianos en oración y cuidado de la Casa Común y que este año lleva por lema ‘Escucha la voz de la creación’.



“Si aprendemos a escucharla, notamos una especie de disonancia en la voz de la creación”, dice el Papa en el texto. “Por un lado, es un dulce canto que alaba a nuestro amado Creador; por otro, es un amargo grito que se queja de nuestro maltrato humano”.

Así, Francisco ha recordado que “el dulce canto de la creación nos invita a practicar una espiritualidad ecológica, atenta a la presencia de Dios en el mundo natural“, lo que significa “basar nuestra espiritualidad en la amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal”.

Objetivo colectivo

Sin embargo, subraya que, “esa dulce canción va acompañada de un amargo grito. O más bien, por un coro de clamores amargos”. En primer lugar, “es la hermana madre tierra la que clama a merced de nuestros excesos consumistas” y de un “antropocentrismo despótico”, que se encuentra “en las antípodas de la centralidad de Cristo en la obra de la creación” y que provoca la extinción de “innumerables especies, interrumpiendo para siempre sus himnos de alabanza a Dios”.

El Papa recuerda que “también son los más pobres entre nosotros los que gritan”, ya que son los que “más sufren el impacto de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes”, así como “nuestros hermanos y hermanas de los pueblos nativos”, quienes, “debido a los intereses económicos depredadores, sus territorios ancestrales están siendo invadidos y devastados por todas partes”. Pero, además, Francisco señala que “también nuestros hijos gritan. Amenazados por un egoísmo miope, los adolescentes exigen con ansiedad que los adultos hagamos todo lo posible para evitar o al menos limitar el colapso de los ecosistemas de nuestro planeta”.

Ante esta situación, el Papa llama, una vez más, a la conversión. “Como personas de fe, sentimos además la responsabilidad de actuar, en nuestro comportamiento diario, en consonancia con esta necesidad de conversión, que no es sólo individual”. Así, ha expresado su esperanza en las próximas cumbres de Naciones Unidas por el clima y la biodiversidad, que se celebrarán este año en Egipto y Canadá respectivamente, subrayando que estos objetivos solo se pueden alcanzar de manera colectiva y con el compromiso de todos los países, especialmente los que más contaminan el planeta.

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