El capellán de prisiones amigo del Papa, víctima del odio en redes por felicitar a una pareja homosexual

El sacerdote Marco Pozza responde: “He bendecido animales y bares, celebré el funeral de un asesino en serie. ¿Rezar por dos amigos gays no está bien?”

“¿No puedo alegrarme de la felicidad de un amigo? La gente es humana: no basta con ir a la Iglesia para serlo”. Así se ha manifestado el sacerdote italiano Marco Pozza, capellán de la cárcel de Padua que ha realizado con el papa Francisco diferentes programas de televisión, ante las críticas por haber felicitado tras su unión civil al presentador de televisión Alberto Matano con el abogado Riccardo Mannino.



Rezar por unos amigos

Ante las críticas, el sacerdote ha respondido en su página de Facebook: “He bendecido animales y bares, celebré el funeral de Bilancia (ndr. por el asesino en serie Donato Bilancia conocido como ‘el monstruo del tren’). ¿Rezar por dos amigos gays no está bien?” “Sólo me alegré de la felicidad de un amigo”, explica el sacerdote ante sus haters. “Cuando veo que un amigo vive un momento de felicidad personal, independientemente de que comparta o no los motivos de esa felicidad, me gusta felicitarle y hacerle sentir cerca de mí”, ha explicado en una entrevista a Vatican Insider.

El sacerdote, tras una primera redacción del post, cambió la palabra “matrimonio” por “unión civil”. Ahora bien, ante las acusaciones de haber bendecido “una unión pecaminosa”, se muestra contundente. “Me amenazan porque he hecho una oración y he dedicado un pensamiento para Alberto y Riccardo: no he bendecido ninguna unión, ni siquiera he utilizado la palabra ‘bendición’”. “Estos ataques me han hecho bien: escucharlos me hicieron percibir, diez veces, la resistencia que está asumiendo nuestro querido papa Francisco. La amistad espiritual también crece compartiendo los insultos”, apunta.

Para Pozza, “en cuanto a la misericordia cristiana, parece que hay tres grados de juicio: Facebook, Twitter, Instagram. La gente no tiene ganas de cuestionarse, de entender que la fe o bien da forma a la vida o bien es una pseudofe. Admiro a los hermanos sacerdotes que trabajan con personas homosexuales, que saben acompañarlas con discernimiento. La primera vez que conocí a hermanos homosexuales fue en la cárcel: verlos doblemente discriminados fue un motivo para querer conocerlos mejor. Amándolas, porque no se puede entender a Dios, y sus misterios secretos, si no se le ama primero en las criaturas”, reclama.

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