Lucetta Scaraffia denuncia el “fracaso sistémico” de la Iglesia contra los abusos

La historiadora publica un ensayo sobre la situación italiana para hacer que la voz de las víctimas llegue a la opinión pública

Lucetta Scaraffia

Lucetta Scaraffia se ha definido como una ‘abuela’ dispuesta a que todos conozcan las historias de las víctimas de abusos en ambientes eclesiales en Italia. Para ello la colaboradora de Vida Nueva, junto a Anna Foa y Franca Giansoldati, ha publicado el libro “Agnus Dei. Los abusos sexuales del clero en Italia” (Solferino Editore, 2022). Y es que en la opinión pública del país transalpino apenas se ha profundizado en esta realidad sangrante ante la que el papa Francisco reclama “la verdad, la justicia y el acompañamiento hacia la curación”.



Responsabilidad institucional

En una entrevista para la web Il sismografo, Scaraffia destaca la responsabilidad institucional a quien le corresponde velar para que los abusos no se produzcan y porque la Iglesia “en la gran mayoría de los casos, guardó silencio y trató de tapar el escándalo sin preocuparse del daño sufrido por la víctima”. En este sentido destaca el llamamiento de Benedicto XVI cuando señaló, tras conocer la investigación hecha en Alemania, que “no se sentía irreprochable en general, al haber ocupado cargos importantes dentro de la Iglesia” y que por ello “pidió a la institución en su conjunto que asumiera toda la responsabilidad por los abusos, especialmente por la falta de reconocimiento del delito y el dolor de las víctimas. Pero hasta ahora su voz ha permanecido aislada”.

La historiadora pide ir más allá de mostrar “nuestra vergüenza” y hacer una “hermenéutica histórica” a nivel histórico y moral. “La hermenéutica histórica, desde el punto de vista moral, no significa que los abusos sexuales deban juzgarse según las teorías de la época en que se perpetraron: son crímenes, y la condena de los crímenes debe ser siempre la misma, no puede cambiar. Al menos dentro de la moral católica”, advierte, ya que esto se ha traducido en una actuación, por parte de las “jerarquías eclesiásticas de negar los abusos, de borrar la voz de las víctimas”.

En este sentido, Scaraffia denuncia el “fracaso sistémico” que se ha vivido en la Iglesia porque el problema se ha afrontado desde “un sistema que incluye tanto una sobrevaloración de la figura sacerdotal –que ha transformado el papel de servicio a los fieles en un papel de poder social y psicológico– como una adhesión tácita de las jerarquías a la práctica de sofocar los escándalos para ‘salvar el buen nombre de la institución’”. Por ello, también reclama “repensar el Código de Derecho Canónico”, en el que la “violación” no es un delito sino simplemente “un pecado individual de impureza”. “hay que cambiar es todo el sistema jurídico y también un sistema cultural que nunca ha tenido en cuenta el vínculo entre la sexualidad y el poder como cuestión central de las relaciones humanas y de género en particular”, reivindica.

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