El ambulatorio del Papa, al auxilio de 5.000 personas sin hogar

El dispensario médico Madre de la Misericordia situado en la columnata de San Pedro fue abierto en 2015 y ha hecho 7.000 pruebas durante la pandemia

El ambulatorio Madre de la Misericordia, junto a las duchas y la peluquería, es un lugar de referencia para los más necesitados que deambulan por el entorno de la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Esta instalación, gestionada desde la Limosnería Apostólica e impulsada por el papa Francisco, atención, solo el pasado mes de mayo a 800 personas sin hogar. Desde que se abriera en 2015 se han atendido a unas 5.000 personas.



Abierto por vacaciones

Su director, Massimo Ralli, ha presentado la campaña veraniega en la que el ambulatorio permanecerá abierto los jueves –durante el año los hace lunes, martes, jueves y sábado de 8.30 a 12.00–, y ha destacado que no quieren “dejar solos a los pobres” durante las vacaciones ya que “hay personas que tienen que tomar medicación constantemente por enfermedades crónicas y es justo estar aquí para ellos”.

Unas 40 personas, entre ellas 26 médicos, 4 enfermeras, 4 dentistas, un técnico de laboratorio, un farmacéutico de la Farmacia Vaticana, un podólogo y tres recepcionistas, trabajan en el dispensario. “Entre los especialistas médicos, los dentistas son muy importantes porque a menudo no pensamos en el problema hasta que llega el dolor”, destaca Ralli en una entrevista a los medios vaticanos.

El director describe que “las necesidades son las de una evaluación de su salud, por lo que desde la simple medición de la presión arterial hasta la medición de la glucosa en su sangre, o la atención de nuestros médicos a la salud general de la persona”, aunque hay atención a “patologías especializadas”. Algo que se puso de manifiesto durante la pandemia donde se llegaron a realizar unas 7.000 pruebas de coronavirus. “. Estas personas no sabían cómo hacerlo, no podían pagarlo en las farmacias, así que acudieron a nosotros y, de esta forma, pudieron acceder y dormir una noche menos en la calle”, explica. “En fin, hacemos todo lo relacionado con el cuidado de estas personas que de otra manera no tendrían forma de acceder a estos servicios”, destaca sobre su labor de “ofrecer la propia experiencia y tiempo por Jesús, a quien vemos en los pobres que vienen a nosotros cada día”.

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