La inflación no frena la cesta de la compra de la caridad

Todas las economías del mundo, salvo Suiza y Japón, sufren la inflación. La subida generalizada de los precios afecta a todos los ciudadanos, pero, como siempre, los más perjudicados son los más vulnerables. Según las previsiones del Banco de España, nuestro país cerrará el año con una inflación media del 7,5% –en 2021 era de un 3,1%–, la más alta de los países desarrollados. De hecho, ya supera en dos puntos la media europea.



Datos macroeconómicos que sufren los últimos en el día a día al ir, por ejemplo, al supermercado. Si a finales de 2021 empezamos a notar la subida del precio de la energía y a comienzos de 2022, tras la invasión rusa a Ucrania, la del coste de la gasolina, ahora todos apuntan al constante aumento de la cesta de la compra. La economía de los hogares sigue sin presentar niveles prepandemia. En concreto, la renta de las familias españolas continúa un 2,2% por debajo de la de 2019, según datos de Eurostat.

La vicepresidente primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha llamado esta semana a la calma en una entrevista en El País en la que pronostica que en 2023 la inflación volverá al habitual 2%. Una noticia que no solo esperan muchas familias, sino también quienes se encargan de sostener a los más vulnerables.

Es el caso de la Fundación Corinto –compuesta por 30 cofradías–, que gestiona un economato social para familias vulnerables en Málaga, o Cáritas Sigüenza-Guadalajara, que cuenta con un restaurante y un supermercado solidario. En conversación con Vida Nueva, ambas entidades dan testimonio de la complicada situación por la subida de precios, pero no pierden la esperanza de que, con las mejores predicciones de los expertos para el segundo semestre del año, puedan seguir prestando apoyo a todas las familias que acogen hoy día.

Economato con precio subvencionado

La Fundación Corinto atiende en torno a 600 familias, a las que ayuda con la alimentación gracias a su economato. “La familia puede venir a hacer su compra mensual con un precio subvencionado, porque el usuario solo paga el 25% del coste del producto y la cofradía que lo ha enviado aporta el 75% restante. Ayudamos a la familia a hacer su compra mensual durante un tiempo: algunos por tres meses y otros hasta un año, pues se les prorroga según su situación”, explica Amalia Gutiérrez.

Cuentan con más de 400 productos, principalmente de aseo, limpieza y alimentación, además de una línea infantil. Los usuarios acceden al supermercado con un carnet que les acredita como parte de la Fundación, tras el estudio social previo realizado por cada hermandad que les envía.

“Se va notando cada vez más el encarecimiento de la cesta de la compra y lo estamos viviendo con dificultad. Sobre todo, en las últimas semanas”, señala Gutiérrez. “La subida del precio del aceite de girasol, por ejemplo –añade–, ha provocado que tengamos que limitar el número de botellas por familia”. Según ella, “es muy complicado que estas familias puedan salir de esta situación si los productos de primera necesidad no paran de aumentar de precio”.

Menú solidario

Cáritas Sigüenza-Guadalajara, por su parte, trata de cubrir las necesidades básicas de alimentación de las familias en situación de extrema vulnerabilidad. “De lunes a viernes entregamos alimentos cocinados a las familias. Un primero y un segundo plato que se llevan a casa el papá o la mamá para evitar que los niños tengan que venir al restaurante solidario”, explica María Aguilera, responsable de Inclusión.

Los trabajadores sociales hacen la entrevista social para valorar la situación de cada familia que acogen en el proyecto, pero “el 99% de las solicitudes se aprueban, ya que cuando una persona solicita ayuda, con la vergüenza que les suele generar, es porque realmente lo necesita”, señala.

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