Los obispos de México piden contenidos educativos con sustento científico y conforme a la realidad

En el Día del Maestro, el episcopado nacional animó a los profesionales de la educación a fortalecer su compromiso en bien del objetivo central “que es el cultivo y formación de cada ser humano al que sirven”

profesora

Este 15 de mayo se celebra en México el Día del Maestro, por lo que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer su postura en torno a las diferentes aristas del tema educativo en el país; también animó a los maestros y maestras a fortalecer su compromiso “en bien del objetivo central de la educación, que es el cultivo y formación de cada ser humano al que sirven”.



En su mensaje, el episcopado nacional externó su preocupación por las recientes declaraciones, “de funcionarios menores”, con relación al modelo y los nuevos contenidos educativos que –dicen- no tienen un sustento científico ni responden al momento educativo que vivimos, así como la desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo, entre otros sucesos.

Para los obispos, es urgente que todos los actores involucrados en la educación propicien las mejores relaciones y el tejido social necesario para una nueva y buena educación, como lo pide el papa Francisco en el lanzamiento del Pacto Educativo Global.

Él ve a la educación, como ese espacio natural que nos lleva a promover un avance significativo en nuestra civilización, por ello le pide proponer nuevas formas de relación económica, política, social y cultural, hoy en evidente desgaste”.

Enseñar y aprender en un ambiente armónico

Por otro lado, lamentaron que muchos niños, adolescentes y jóvenes, hayan abandonado la escuela durante la pandemia, lo que “nos debe interpelar y corresponsabilizar. Muchas comunidades educativas, han aprendido a generar lazos de solidaridad, de promoción y ayuda mutua. Apelamos a todos los actores de la sociedad, a trabajar en esta emergencia”.

Sobre los nuevos desafíos en el regreso presencial a la escuela, dijeron: “es urgente responder a la exigencia de la educación socio-emocional de los estudiantes y maestros, con el fin de sanar muchas heridas, así como de disponer y acompañar a los miembros de la comunidad educativa para retomar, con nuevos bríos, los proyectos educativos”.

Asimismo, destacaron que es necesario responder al desafío de nivelar el conocimiento de los estudiantes, pues “es evidente que ahora los grupos muestran más desequilibrios, en tanto que fue muy fuerte el impacto de los dos años anteriores. Todos estamos llamados a enfocarnos en los aprendizajes fundamentales; es momento de concentrarse más en las habilidades, actitudes y valores, que en los contenidos cognitivos. Recuperar, reforzar y relanzar las relaciones comunitarias, en cada realidad educativa escolar concreta. Los maestros enseñan, y los estudiantes aprenden, en un ambiente armónico y seguro de toda la comunidad escolar”.

Impulso a la tarea educativa

También recordaron que el papa Francisco señala en el lanzamiento del Pacto Educativo Global, como primera prioridad, la urgencia de poner a la persona en el centro de la educación, más que a la comunidad o la propia escuela.

“El servicio de éstas es la persona, y no al revés. Por supuesto, estamos llamados a educar a cada ser humano, con una vocación social, de servicio y entrega. Es tiempo de buscar, todos, caminos de conciliación, no de confrontación; es tiempo de impulsar la tarea educativa, no sólo trabajar en su proyección o gestión”, añadieron.

Por lo anterior, consideraron que es tiempo de escuchar a los especialistas, a los padres y madres de familia, a los maestros y directivos, a los estudiantes, a la comunidad en general, a través de los Consejos establecidos por la Ley General de Educación.

“La educación es un hecho concreto, es una experiencia compleja, amplia y profunda. Requiere de mucha participación, de consensos posibles gracias al diálogo y al encuentro; de corresponsabilidad, que conlleva generosidad y gratuidad”.

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