Fuego ¿amigo? contra Francisco: “La primera tarea del nuevo papa será restablecer la normalidad”

El sector crítico de la Curia contra el Papa distribuye un documento que intenta marcar la agenda del próximo cónclave

papa francisco mascarilla

El sector crítico de la Curia contra Francisco ha decidido celebrar la Cuaresma con un memorando anónimo que ha sido publicado por algunos medios italianos como en el blog del vaticanista Sandro Magister. Con el pseudónimo ‘Demos’ (pueblo en griego) espera influir en los cardenales de cara a un nuevo cónclave.



En dicho texto se intenta dejar constancia de que “este pontificado es un desastre en muchos o más aspectos, una catástrofe”, algo que apoyarían todos los “comentaristas” romanos a excepción “del jesuita Antonio Spadaro”. Acusan a Francisco de hacer suyo el lema ‘Roma loquitur. Confusio augetur’ –’Roma habla. La confusión aumenta’– y no ser sembrador de unidad en la Iglesia. Por ello apuntan a temas como que “el sínodo alemán habla de homosexualidad, de mujeres sacerdotes, de comunión para los divorciados que se han vuelto a casar”. Además, tachan al cardenal Hollerich de herético por sus manifestaciones sobre moral sexual mientras hay una “persecución activa en perjuicio de los tradicionalistas”.

En el manifiesto se ven señales de “modernismo” al desplazar a Cristo suplantándole por la Pachamama, sospechando de las monjas contemplativas o renovando el Instituto Juan Pablo II para la Familia. Además, acusan de inseguridad jurídica –escuchas telefónicas incluidas– al tribunal que juzga las irregularidades financieras por el trato a Angelo Becciu. Ahora bien, denuncian una situación financiera “grave”, más allá de las consecuencias de la pandemia.

Un cónclave de desconocidos

Por otro lado, el libelo señala que “la influencia política del papa Francisco y del Vaticano es insignificante”, comparado con el nivel intelectual de sus dos predecesores inmediatos. “Venezuela, Hong Kong, China continental y ahora en la invasión rusa” serían el ejemplo de ello. Cuestionan que “no ha habido ningún apoyo público a los fieles católicos de China” ni tampoco lo hay en Ucrania. A eso se añaden las medidas para reducir las misas con el misal tridentino. “El Santo Padre tiene escaso apoyo entre los seminaristas y los sacerdotes jóvenes y hay una desafiliación generalizada en la Curia vaticana”, se sentencia.

Se lamentan de que al cónclave llegarán los frutos de “nombramientos excéntricos” y que “muchos cardenales son desconocidos entre sí”, todo ello en una Iglesia más secularizada. Una crítica ya hecha por el cardenal Brandmüller. “El nuevo papa debe comprender que el secreto de la vitalidad cristiana y católica proviene de la fidelidad a las enseñanzas de Cristo y a las prácticas católicas. No proviene de la adaptación al mundo ni del dinero”, recomienda ante la descristianización.

Por ello, se propone, “las primeras tareas del nuevo papa serán el restablecimiento de la normalidad, el restablecimiento de la claridad doctrinal en la fe y en la moral, el restablecimiento del debido respeto al Derecho y la garantía de que el primer criterio para el nombramiento de los obispos sea la aceptación de la tradición apostólica”. A ello, se añade que “una de las primeras prioridades para el próximo Papa debe ser eliminar y prevenir un desarrollo tan peligroso, exigiendo la unidad en lo esencial y no permitiendo diferencias doctrinales inaceptables. La moralidad de la actividad homosexual será uno de estos puntos críticos”.

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