Chile: ceremonia ecuménica al inicio del gobierno de Boric

  • El presidente, autoridades de los tres poderes del Estado y de la Convención Constitucional, y representantes de varias denominaciones religiosas participaron en la ceremonia
  • El cardenal Aós señaló en su homilía la corresponsabilidad de todos al “iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones”

A menos de 24 horas de haber asumido la Presidencia de la República, Gabriel Boric asistió a la ceremonia ecuménica en la Catedral de Santiago, acompañado de las autoridades de los tres  poderes del Estado, jefes de las Fuerzas Armadas, dirigentes de la Convención Constituyente y otros invitados. Presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, contó con la activa participación de representantes de varias confesiones religiosas presentes en Chile y, esta vez, tuvo un marcado tono festivo.



Se trata de una ceremonia, de larga tradición, en la que el arzobispo de Santiago invita al nuevo mandatario y que en su origen era limitada a la Iglesia Católica. En 1970, el presidente Salvador Allende pidió que fuera de carácter ecuménico, con participación de otras iglesias cristianas. En estas ocasiones, en lugar de Te Deum, la ceremonia se denomina Oración por Chile y el nuevo Gobierno.

Siempre estaremos rezando por usted

Esta vez, durante su desarrollo hubo también oración por la situación en Ucrania y por la paz. Especial énfasis se puso en orar por los nuevos gobernantes y por el país.

En su homilía, el cardenal Aós se dirigió al presidente Boric: “Nosotros, señor Presidente, siempre estaremos rezando por usted y por nuestras autoridades, tal como nos lo enseña y manda el apóstol San Pablo” y agregó que “queremos y buscamos un Chile donde todos convivamos respetándonos, escuchándonos, dialogando, colaborando, cuidando especialmente a los más pobres y utilizando responsablemente la naturaleza”, dijo Aós.

Más adelante el arzobispo expresó: “Hoy, especialmente hoy, pedimos por usted, señor Presidente; pedimos por ustedes, autoridades y gobernantes, legisladores y jueces, como pidió Salomón: que Dios ilumine sus mentes para que conozcan lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo y lo injusto. Y para que puedan trabajar por lograrlo y aunar las voluntades en proyectos y causas comunes”.

Una mística de fraternidad

Luego pidió a quienes asumen responsabilidades en el ámbito político, trabajar para “fomentar una mística de fraternidad y, al mismo tiempo, una organización social más eficiente”.

“Los políticos están llamados a preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privativista que conduce inexorablemente a la cultura del descarte”, indicó.

“Estamos aquí renovando nuestra convicción de que no podemos esperarlo todo de los gobernantes, sino que cada uno de nosotros es responsable del bien de todos. Hemos experimentado la tensión y el sufrimiento constatando que un grupo de compatriotas no estaba dispuesto a colaborar con las medidas sanitarias para combatir la pandemia, que un grupo de compatriotas recurre a la violencia para conseguir sus objetivos”, afirmó el arzobispo.

Una vida digna

A continuación, llamó: “Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de nuestra sociedad herida”.

El arzobispo de Santiago se refirió también a temas específicos: “Ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo”, dijo, y también llamó a ser audaces en la construcción de la paz: “Chile nos necesita como artesanos de paz, como ejemplos de diálogo, dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia. ‘Señor, haz de mí instrumento de tu paz’”, pidió Aós.

Un momento destacado en la ceremonia fue cuando se encendió un cirio que tiene tallados hitos de la historia del país. Además, algo inédito, como expresión de afecto se regaló al presidente un cirio con el rostro de Cristo y el texto: “Yo soy la luz del mundo”. Este cirio fue pintado, especialmente, por las monjas benedictinas del Monasterio de la Asunción de Santa María, en Rengo.

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