Los obispos de Haití lanzan un urgente llamamiento por Navidad

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La situación que vive hoy Haití, “¿no debería desafiar la conciencia de quienes tienen responsabilidades en la comunidad internacional y llevarlos a trabajar sin descanso para ayudarnos a sanar esta herida y promover el respeto por los derechos universales?”, se preguntan indignados los obispos del país caribeño. Un reclamo que extienden, por supuesto, a los líderes políticos locales: “¿No se sienten también más preocupados que nunca por esta situación caótica y catastrófica que no da señales de ralentizarse?”.



Así lo ponen de manifiesto en su mensaje navideño, publicado el pasado día 18 y que se convierte en un urgente llamamiento al mundo para que acuda en auxilio de un país sumido en el caos político, económico y social, que se ha visto acrecentado desde el asesinato en julio del entonces presidente Jovenel Moïse. Los prelados entienden que no pueden “permanecer indiferentes ante los trágicos acontecimientos de los últimos meses”, por lo que han querido aprovechar la tradicional felicitación de estas fechas para lanzar un nuevo grito de socorro, tanto a los principales líderes de la esfera internacional como a los funcionarios locales electos, con el propósito de encontrar una salida al estado de zozobra institucional y social que amenaza seriamente la estabilidad del país.

Salto moral y patriótico

El mensaje episcopal apela a la conciencia personal y colectiva para acometer “un salto moral y patriótico” que permita superar esa peligrosa sensación de descontrol que vive Haití desde hace años. Una deriva que se ha agravado en los últimos tiempos, especialmente tras el asesinato del primer mandatario y el terremoto que pocas semanas después asoló la comunidad costera de Los Cayos, al sur de la isla, con un balance de 2.200 muertos y más de 50.000 casas destruidas.

A todo ello cabe añadir que, desde principios de este 2021, se han producido cerca de mil secuestros. Por eso, “al mostrar nuestra solidaridad con el dolor de todos aquellos que son víctimas de secuestros, violaciones y violencias de todo tipo, confiamos a la misericordia de Dios las almas de nuestros hermanos y hermanas inocentes que han caído bajo las balas de grupos fuertemente armados”, lamentan los prelados, al tiempo que condenan sin paliativos “estos actos fratricidas” y exigen que “la verdad, el orden y la justicia sean restaurados con la autoridad del Estado”. (…)

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