Dos enviados del Vaticano se habrían ofrecido en 2012 a la Justicia italiana para ayudar a encontrar el cuerpo de Emanuela Orlandi

Giancarlo Capaldo, entonces fiscal adjunto de Roma, asegura que desvelará en sede judicial la identidad de los miembros de la Curia romana que se comprometieron a colaborar con el caso de la muchacha desaparecida en 1983

Dos emisarios del Vaticano se habrían ofrecido en 2012 a la Justicia italiana para facilitar el hallazgo del cuerpo de Emanuela Orlandi, la hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia cuya desaparición en 1983 a los 15 años de edad ha dado lugar a uno de los grandes misterios italianos. En los casi 40 años pasados desde entonces se ha relacionado con este caso sin resolver al Instituto para las Obras de Religión (IOR, la banca vaticana), al grupo mafioso conocido como Banda de la Magliana, a los servicios secretos de varios países e incluso a Ali Agca, el terrorista turco que disparó contra Juan Pablo II en 1981.



El antiguo magistrado Giancarlo Capaldo desveló este domingo en un programa televisivo del canal italiano La7 que, cuando dirigía las investigaciones del ‘caso Orlando’ en la Fiscalía de Roma, mantuvo varios encuentros en 2012 con los dos representantes del Vaticano. A cambio de echarle una mano en la búsqueda del cuerpo de la joven desaparecida, éstos le habrían pedido que exhumara el cuerpo de Renatino De Pedis, uno de los jefes de la Banda de la Magliana, de la cripta de la basílica romana de San Apolinar, situada a pocos metros de la céntrica Piazza Navona.

Se pretendía evitar así el escándalo que se produjo al saberse que el mafioso había sido sepultado dentro de una Iglesia. Fue la antigua compañera sentimental de De Pedis quien confesó que éste le había dicho que había secuestrado a Orlandi, lo que hizo que en mayo de 2012 la magistratura se decidiera a abrir su sepultura. Además de su esqueleto, se hallaron los restos de otra persona en una caja, aunque tras ser analizados se descubrió que no eran los de Orlandi.

Acceso directo a Ganswein

Según desveló el periodista Gianluigi Nuzzi en un artículo publicado este lunes en el diario ‘La Stampa’, uno de los dos enviados del Vaticano trabajaba en aquel momento en la Secretaría de Estado, mientras que el otro estaba empleado en otro dicasterio y contaba con acceso directo a Georg Ganswein, secretario personal del entonces Papa, Benedicto XVI.

La identidad de ambos no se ha hecho pública, aunque Capaldo se mostró dispuesto a desvelarla si es convocado en sede judicial. También se comprometió a que aclarará en ese momento si estuvieron presentes otras personas en sus encuentros con los enviados vaticanos y si se grabaron aquellas conversaciones. La abogada de la familia Orlandi, Laura Sgrò, ha pedido tanto a la Justicia vaticana como a la italiana que tome declaración a Capaldo para tratar así de avanzar en la investigación del caso.

Un cadáver “demasiado incómodo”

“Dos personas del Vaticano, que eran importantes en aquel tiempo, me pidieron la exhumación del cuerpo de De Pedis para sacar así de la basílica un cadáver demasiado incómodo”, contó el antiguo fiscal adjunto de Roma en La7. Cuando éste les mostró que era necesario investigar aquellos huesos para intentar arrojar luz sobre la desaparición de la muchacha, los dos emisarios del Vaticano le respondieron que hablarían del tema con un superior y le darían luego una respuesta. “Ésta llegó alguna semana después y fue positiva: la disponibilidad de poner a disposición todos sus conocimientos e indicaciones para llegar a una conclusión” del ‘caso Orlandi’.

Los encuentros entre Capaldo y los representantes vaticanos se interrumpieron sin que se produjeran nuevos indicios que permitieran arrojar luz sobre este misterio. El magistrado pasó a un segundo plano cuando se hizo con las riendas de la Fiscalía de Roma Giuseppe Pignatone, que ordenó la exhumación y el análisis de los huesos conservados en la cripta de la basílica de San Apolinar en su búsqueda de los restos de Orlandi. No hubo éxito y Pignatone logró que el caso se archivara en 2015. Cuatro años después y cuando ya estaba jubilado, Pignatone fue nombrado por el papa Francisco presidente del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano.

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