El papa Francisco ha celebrado en la mañana de esta martes, Día de los Fieles Difuntos, la misa en el cementerio militar francés de Roma, en cuya homilía, que pronunció improvisando, aseguró que las tumbas presentes en este camposanto situado en el norte de la capital italiana suponen “un mensaje de paz” que proclaman: “¡Parad, hermanos y hermanas, parad! ¡Parad, fabricantes de armas, parad!” Antes de la ceremonia religiosa, el Pontífice depositó unas flores blancas en algunos sepulcros y mantuvo un momento de oración frente a uno de ellos, de carácter anónimo.
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“Me viene a la cabeza un escrito en la puerta de un pequeño cementerio, en el norte: ‘Tú que pasas, piensa en tus pasos, y de ellos piensa en el último’”, dijo Jorge Mario Bergoglio al principio de su homilía, en la que subrayó que la vida “es un camino”, no “un paseo” ni tampoco “un laberinto” y que todas las personas tendremos “un último paso”. Aunque no guste recordarlo, “lo importante es que ese último paso nos encuentre cuando estamos en el camino de la vida y no en un laberinto sin fin”.
Oración frente a las tumbas de los Papa en San Pedro
Su segunda reflexión vino a cuenta de las tumbas de los soldados franceses de este cementerio. “Esta gente murió en la guerra, murió porque fueron llamados a defender la patria, los valores e ideales y, en muchas otras ocasiones, a defender situaciones políticas tristes y lamentables”, comentó el Papa, advirtiendo que la guerra “se come a los hijos de la patria”. Tras afirmar que en “el corazón del Señor” están los nombres de todos los caídos, incluso de aquellos desconocidos, aseguró que todos ellos “están con el Señor”.
“¿Y nosotros, que estamos en camino, luchamos suficientemente para que no haya guerras? ¿Para que las economías de los países no estén fortificadas de la industria de las armas?”, preguntó Francisco a los presentes, a los que recordó que las tumbas “gritan paz”. A su regreso al Vaticano tras la celebración de la misa en el cementerio militar francés, el Pontífice se detuvo en un momento de oración en las tumbas de los Papas situadas bajo la basílica de San Pedro.
