Ianire Angulo: “No solemos valorar la importancia que tienen las crisis en nuestra vida creyente, pero son esenciales”

La profesora de Sagrada Escritura ha participado hoy en una nueva sesión de ‘Los jueves del ITVR’

La profesora de Sagrada Escritura en la Universidad Loyola de Granada y Teóloga de la Vida Religiosa, Ianire Angulo, ha pronunciado hoy una conferencia en el Instituto Teológico de Vida Religiosa, en el contexto del Ciclo ‘Los jueves del ITVR’. La alocución, titulada ‘Transfigurados y proféticos. El uso de la Sagrada Escritura en Vita Consecrata’, ha comenzado con una confesión de la profesora: “Es habitual que quienes nos dedicamos a estudiar la Biblia no nos satisfaga la forma en que la reflexión teológica más dogmática ha utilizado la Escritura”. Y es que, tal como ha explicado, “ha sido demasiado habitual recurrir a frases bíblicas con la sola y única intención de sostener las afirmaciones que se hacían”.



“Esto ha hecho”, ha continuado, “que con frecuencia se extrapolaran las expresiones fuera de su contexto o se emplearan sin haber sido estudiadas con profundidad ni desde los conocimientos bíblicos actuales”. Así bien, ha subrayado que no es su intención “afirmar que no se trate de un uso válido de la Escritura en estos documentos o que la interpretación de los textos no resulte legítima”. Por el contrario, “a raíz del desagrado es, más bien, porque la Escritura no recibe la centralidad que tiene y porque parece reducirse a un ’empedrado’ de citas con las que justificar lo dicho”. Es decir, “se subraya su autoridad en cuanto Palabra de Dios, pero se pierde mucho en la riqueza que esta encierra”.

“En este sentido, ha habido una cierta evolución, lógica por otra parte, entre cómo se usa la Escritura en este documento magisterial frente a los escritos por Benedicto XVI o el actual papa Francisco“, ha matizado. Partiendo de esta premisa, Angulo ha subrayado que existen “dos núcleos bíblicos sobre los que se sostiene Vita Consecrata”. El primero es la transfiguración, y el segundo la dimensión profética de la vocación.

“Hay muchos modos de acercarnos a un pasaje bíblico, desde diversos enfoques e inquietudes”, ha afirmado, subrayando que “la forma en que la Exhortación aborda el pasaje de la transfiguración no es tanto desde las gafas del estudioso de la Biblia como desde la mirada del orante”. Así, llama a preguntarse por el motivo de la elección de esta escena evangélica de entre todas las posibles, del cual el mismo texto da pistas: “La Transfiguración no es solo revelación de la gloria de Cristo, sino también preparación para afrontar la cruz”.

Proponer la buena noticia

“Teofanía y Pasión, estos son los dos quicios que Vita Consecrata plantea para esta vocación cristiana”, ha afirmado. “Subraya, por tanto, dos dimensiones como esenciales y características del amplio abanico que constituye la VC: la intimidad con Dios y el camino de la Cruz”. Y es que “la intimidad con Dios es lo único que da sentido a nuestra forma peculiar de seguir a Jesucristo. Solo una relación afectiva totalizante con el Señor es capaz de sostener la forma sociológicamente anormal de vivir que implican nuestros votos”.

Por otro lado, el carácter profético se subraya a través del “celo que Elías muestra en estos pasajes es impositivo y ahora no nos sirve a nosotras como modelo a la hora de entender nuestra misión. Lo nuestro es proponer, a veces más con nuestra vida que con nuestras palabras, la Buena Noticia“. “Lo nuestro es cuidar y buscar el bien de todos, también de los que piensan distinto”, ha indicado. De esta manera, “lo profético será una actitud hacia los demás que hable del Dios Misericordia que nos llama, del que queremos ser signo y que hace brillar el sol sobre buenos y malos”, porque “nuestro celo tiene que serlo al estilo del Padre”.

Finalmente, Angulo ha apuntado que la crisis de Elías “es lo que le empuja al desierto y hace posible un nuevo encuentro con Dios capaz de abrirle la mirada. No solemos valorar la importancia que tienen las crisis en nuestra vida humana y creyente… pero son esenciales”, ya que “ninguna vocación, tampoco la nuestra, se da de una vez para siempre. Darnos cuenta de que el ser humano es cambio, de que las respuestas de ayer puede ser que no nos sirvan hoy, es lo que nos posibilita crecer”.

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