El Papa confiesa en la audiencia general sentir “vergüenza” por los abusos en Francia y pide que “dramas similares no se repitan”

Francisco manifiesta a los sacerdotes galos su “cercanía y apoyo paterno” frente a la prueba “dura pero saludable” que supone la reciente publicación del informe sobre la pederastia eclesial

“Este es el momento de la vergüenza”. En la audiencia general que presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco se refirió con estas palabras al demoledor informe presentado ayer en Francia y que reveló que hay 330.000 víctimas de la pederastia cometida en ámbitos eclesiales galos desde 1950 y, al menos, entre 2.900 y 3.200 curas y religiosos abusadores.



Ante estos “números considerables”, Jorge Mario Bergoglio expresó a las víctimas su “tristeza y dolor por los traumas que han sufrido”, como también “mi vergüenza, nuestra vergüenza, por la demasiado larga incapacidad de la Iglesia” para tener a quienes han sufrido abusos “en el centro de las preocupaciones” de la institución. “Les aseguro mi oración”, dijo el Papa.

“Que no se repita”

Tras animar a los obispos y a los superiores de congregaciones religiosas a realizar “todos los esfuerzos” posibles para que “dramas similares no se repitan”, se dirigió en particular a los sacerdotes de Francia. Les manifestó su “cercanía y apoyo paterno” frente a esta prueba, que es “dura pero saludable”. También invitó a los católicos galos a que “asuman su responsabilidad para garantizar que la Iglesia sea una casa segura para todos”.

En su catequesis, centrada en las “palabras inmortales sobre la libertad” de la Carta a los Gálatas de san Pablo, el Pontífice dijo que la libertad “es un tesoro que se aprecia realmente solo cuando se pierde” y que, para los cristianos, es “un don que se nos da” con el bautismo. “La libertad cristiana se funda sobre dos pilares fundamentales: primero, la gracia del Señor Jesús; segundo, la verdad que Cristo nos desvela y que es Él mismo”, comentó.

“La verdad debe inquietar”

Somos “libres de la esclavitud del pecado gracias a la Cruz de Cristo”, explicó Bergoglio, reconociendo que no deja de resultar sorprendente que “el lugar donde somos despojados de toda libertad, es decir la muerte, puede convertirse en fuente de la libertad”. Al hablar luego de la verdad como “segundo pilar de la libertad”, destacó que ésta es auténtica cuando “transforma la vida de una persona y la orienta hacia el bien”.  

“La verdad nos debe inquietar”, dijo el Papa en la parte final de su catequesis, en la que confesó que “el de la verdad y la libertad es un camino fatigoso que dura toda la vida. Es cansado permanecer libres, pero no es imposible”.

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