Los desafíos del México independiente, según el delegado del Papa para el bicentenario

Al participar en los festejos por el bicentenario de la Consumación de la Independencia de México, el cardenal Leandro Sandri llamó al pueblo mexicano a superar los antagonismos de unos contra otros

Leonardo Sandri

El lunes 27 de septiembre, México celebró los 200 años de la firma del acta que declaró la Independencia de la Nueva España, luego de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.



Con motivo de este aniversario, el papa Francisco nombró como enviado especial para los festejos, al cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, y quien fuera nuncio apostólico en México en el año 2000.

El cardenal Sandri tuvo en el país una agenda que contempló dos eventos importantes, una Misa en la Basílica de Guadalupe, el domingo 26 de septiembre, y una recepción con el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, el lunes 27 de septiembre por la noche.

A 200 años de la consumación de la independencia

En su mensaje en Palacio Nacional, el cardenal Leandro Sandri llamó a que, a 200 años de la consumación de la independencia, el pueblo mexicano supere cualquier visión reductiva, ideológica o parcial que motive el antagonismo de unos contra otros, pues –dijo– este tipo de visiones dividen y crean enemistad.

Ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, funcionarios del gabinete presidencial y diplomáticos, el cardenal dejó en claro que sólo respirando “aire limpio será posible andar y emprender el nuevo viaje que exige la Independencia. Un viaje que debe trascender el encono, la lógica del conflicto y de la polarización“.

La libertad es una permanente conquista

El enviado especial del papa Francisco, quien llega a México en un momento álgido debido a dos fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que podrían abrir las puertas al aborto en todo el país, señaló que la libertad se traduce en soberanía de un Estado independiente que aprende, poco a poco, a caminar por sí mismo, desde la conciencia de que el Estado está al servicio del Pueblo que representa, no viceversa.

“De aquí que la libertad, más que ser la afirmación de una dimensión individual, es el espacio en el que las personas tienden a alcanzar el bien, no de unos cuantos, sino de todos, poniendo su libertad a servicio del bien común“, señaló.

El cardenal no perdió la oportunidad para citar la encíclica ‘Fratelli tutti’ para recordar a los presentes en Palacio Nacional que es en el encuentro fraterno con el prójimo, en especial con aquel que está herido y humillado, donde puede surgir una nueva humanidad. “De otro modo –advirtió– las luchas por la libertad se vuelven ideología o confort burgués”.

Consideró que es fácil creer que la “consumación de la Independencia” es el último paso en la búsqueda de libertad. Sin embargo –apuntó– “la historia nos enseña que esto nunca es así. El pueblo mexicano, a través de muchas otras luchas, ha manifestado con valentía sus profundos anhelos de libertad plena“.

Virgen de Guadalupe, protectora de la nación

Tras recordar que México, antes que un Estado, es un pueblo mestizo, el cardenal se refirió al cura Miguel Hidalgo y Costilla, “quien presentó a la Virgen de Guadalupe como protectora de una nación mestiza y la convirtió en forjadora de un país independiente”.

“Las circunstancias sociales y políticas mezcladas con la profunda fe del pueblo propiciaron las condiciones para el levantamiento popular. De este modo, la lucha por la justicia en contra de los privilegios, el anhelo de libertad y la defensa de la religión, se volvieron una parte esencial de las motivaciones del padre Miguel Hidalgo”, afirmó.

Un día antes, en la Basílica de Guadalupe, Sandri, casi el final de su homilía, dijo que volvía al Tepeyac con emoción, con corazón de hijo, después de haber sido Nuncio Apostólico en el año 2000 y haber acompañado al papa San Juan Pablo II, quien en 2002 quiso presidir la canonización de san Juan Diego“.

Dirigiéndose a la Morenita del Tepeyac, pronunció estas palabras: “Vengo en nombre del papa Francisco que te quiere tanto y que cada año el 12 de diciembre celebra tu fiesta en la Basílica de San Pedro, para decir que el mundo entero es guadalupano”.

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