Fernando García Cadiñanos ya es obispo de Mondoñedo-Ferrol: “Soy servidor de esta Iglesia”

“La suya no es una misión fácil, pero sí hermosa, sublime. El mundo de hoy la necesita”, ha dicho el nuncio apostólico en España durante la celebración

Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol

Fernando García Cadiñanos ya ha sido ordenado obispo de Mondoñedo-Ferrol. “Hoy el Señor también me invita a ir a la otra orilla, a salir para expropiarme entregándome, a encarnarme en estas tierras gallegas, tierras de periferia geográfica, tierras que saben de emigrar y acoger, de peregrinaje y permanencia”, ha dicho el prelado durante su alocución en la eucaristía en la que ha tomado posesión. Y ha resaltado que es consciente de que tiene, principalmente, una misión: “ser servidor de esta Iglesia milenaria y de hondas raíces, que quiere ser fiel al mandado de Jesús de vivir y permanecer en el amor desde la humildad y sencillez”.



“Vengo con mi fragilidad, como la de Salomón, pero con la fuerza de los que se dejan llevar por el Espíritu, con la certeza de que el Señor acompaña y reviste siempre la fragilidad en su fortaleza”, ha reconocido García Cadiñanos. Pero, sobre todo, ha resaltado la necesidad de que, como Iglesia, se transmita “la esperanza que surge de la Pascua”. “Nuestra sociedad, herida y desvinculada, envuelta en las sombras de un mundo cerrado”, ha subrayado, “que vive el drama de la inequidad y de la crisis del compromiso comunitario, teñida por el sufrimiento de la pandemia y de los problemas sociales que ha traído, necesita el encuentro personal con la Buena Noticia del amor del Padre que Jesús nos comunica en su Espíritu”.

La misión, por tanto, en esta nueva etapa evangelizadora que comienza hoy, “es más apasionante que nunca: se necesitan discípulos misioneros apasionados de Cristo y de cada hombre, apasionados del Evangelio y de nuestra sociedad con la que compartimos gozos y esperanzas”.

Prevalecer la esperanza

La eucaristía ha sido presidida por Julián Barrio, arzobispo de Santiago, quien se ha mostrado, durante la homilía, convencido de que el “amor a Cristo” de este nuevo obispo “será la clave para interpretar aquí el ministerio que hoy se le confía con la ordenación episcopal”. “Alienta nuestra confianza saber que Dios siempre nos da en gracia aquello que nos pide como misión”, ha afirmado, aseverando que “el ministerio episcopal es un don de Dios. Su misión debe entenderse no en la mentalidad de la eficiencia y de la eficacia, sino en el don sacramental, que es la base de la dimensión funcional”.

Asimismo, y dirigiéndose a García Cadiñanos, ha incidido en que el obispo “teniendo como referente el ejemplo de los santos pastores, ha de transmitir la fe no desvirtuando la cruz de Cristo, sino ofreciendo la revelación divina, para unos, mensaje de salvación, para otros, piedra de tropiezo y escándalo”. Por ello, “en el sucesor de los apóstoles debe prevalecer sobre todo la esperanza”.

Y, acudiendo a las palabras del papa Francisco, ha apuntado que “solamente podremos ofrecer una aportación significativa en estas circunstancias en la medida en que la inteligencia de la fe se convierta en inteligencia de la realidad, fortaleciendo la esperanza de quienes contemplan a la Iglesia como monte de las Bienaventuranzas y no como una mera sociedad religiosa de hombres o una empresa gremial de culto sino ante todo una comunión de hijos de Dios, engendrados por la caridad paternal del Padre, vinculados filialmente a su Hijo, y conducidos en la comunión del Espíritu”. Y es que “Jesucristo más allá de la estrategia, nos pide la prudencia que es buscar y actuar conforme a la verdad y que exige la razón humilde y disciplinada, que no se deja llevar por prejuicios, deseos y pasiones, sabedor de que la obra de Jesús alcanza su punto culminante en la cruz”.

Una misión que “el mundo necesita”

Por su parte, tras transmitir los saludos del papa Francisco a los presentes, el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha expresado su “más cordial felicitación y enhorabuena” al nuevo obispo “en esta celebración recibe la gracia de formar parte del Colegio Episcopal, sucesor de los Apóstoles”. “Su misión, dentro del Colegio, Cum Petro et sub Petro”, ha afirmado, “es transmitir fielmente lo recibido del Señor Jesús: su Palabra, sus enseñanzas y su modo de vivir”.

“Está llamado a reflejar, con su palabra y con su vida”, ha continuado el nuncio, “el tesoro precioso que nuestro Señor Jesucristo nos legó para anunciarlo y ofrecerlo, en esta diócesis que le ha sido confiada por el Sucesor de Pedro. La suya no es una misión fácil, pero sí hermosa, sublime. El mundo de hoy la necesita”.

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