Israel protesta ante el Papa por afirmar que la Torá “no da la vida”

La Comisión del Gran Rabinato para el diálogo con la Santa Sede lamenta en una carta que una reciente catequesis de Francisco sugiriera que el judaísmo resulta “obsoleto en la presente era”

La Ley no da la vida, no ofrece el cumplimiento de la promesa, porque no está en la condición de poder realizarla. La Ley es un camino que te lleva adelante hacia el encuentro. Quien busca la vida necesita mirar a la promesa y a su realización en Cristo”. Estas palabras del papa Francisco sobre la Torá pronunciadas durante la audiencia general del pasado 11 de agosto, en la que comentó la ‘Carta a los Gálatas’ de san Pablo, han provocado una protesta por parte de la Comisión del Gran Rabinato de Israel para el diálogo con la Santa Sede, al considerar que presenta a la fe cristiana como una superación de la Torá y al judaísmo como una religión “obsoleta”.



En una carta enviada al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo per la Unidad de los Cristianos y de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, el rabino Rasson Arousi, presidente de la citada institución israelí, lamenta que el Pontífice dijera que la Torá “no da la vida”. A su juicio implica que “la práctica religiosa judía en la presente era se ha vuelto obsoleta”. El contenido de la misiva, que el Vaticano está estudiando de cara a una futura respuesta, fue publicado por la agencia Reuters. 

“Enseñanza despreciativa hacia los judíos”

Según el rabino Arousi, las palabras del Papa se enmarcan dentro de una “enseñanza despreciativa hacia los judíos y hacia el judaísmo, algo que pensábamos que había sido completamente repudiado de la Iglesia”. En la carta, la Comisión del Gran Rabinato de Israel pide al cardenal Koch que “transmita nuestra angustia” a Francisco y solicita una aclaración para que “toda conclusión peyorativa sea claramente repudiada”.

Pese a esta polémica, Jorge Mario Bergoglio ha mantenido siempre una relación muy fluida con los judíos ya desde que era arzobispo de Buenos Aires. En aquella época incluso escribió un libro con el rabino argentino Abraham Skorka, con el que mantiene una larga relación de amistad. Durante su pontificado no han faltado los gestos y las palabras para condenar el antisemitismo e impulsar el diálogo interreligioso con los judíos, a quienes en numerosas ocasiones ha calificado de “hermanos mayores” de la fe para los cristianos.

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