Los religiosos de Cuba, con el pueblo: los manifestantes “no son delincuentes, sino gente común que expresa su descontento”

La CONCUR ha expuesto cinco puntos “indispensables para superar la difícil situación actual y construir entre todos la fraternidad”

“Nosotros, como responsables de acompañar a la Vida Consagrada en Cuba, acogemos con profundo respeto e interés los clamores y esperanzas que ha manifestado la gente que ha salido a protestar por las calles”. Así comienza el mensaje que ha publicado la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Cuba (CONCUR), en relación a las manifestaciones que han tenido lugar en el país con motivo de la actual situación de crisis. “Como personas consagradas vivimos desde la fe estos acontecimientos y reconocemos también en esos reclamos del pueblo la voz de Dios”, dicen, y recuerdan que “los que salieron a las calles no son delincuentes, son gente común de nuestro pueblo que encontró un modo de expresar su descontento”.



De esta manera, la CONCUR ha expuesto cinco puntos que “nos parecen indispensables para superar la difícil situación actual y construir entre todos la fraternidad”. En primer lugar, los religiosos y religiosas defienden que “es un derecho legítimo y universal de cualquier ciudadano manifestar sus reclamos de manera ordenada y pacífica en el espacio público que no es monopolio y privilegio de ningún grupo ideológico determinado”.

Evitar la violencia

Asimismo, los consagrados exigen la “pronta liberación de todos los que han sido apresados injustamente por el solo hecho de ejercer el derecho a manifestarse, a expresar sus reclamos“. Y, al mismo tiempo, han reclamado “el derecho a la información y comunicación que ha sido violado al extremo cortando la conexión de la telefonía móvil y bloqueando las redes sociales”, ya que la situación “aumenta la incertidumbre y el desconcierto en una población que ya se siente agobiada por situaciones económicas, sanitarias y sociales críticas”.

Por otra parte, la CONCUR ha hecho un llamamiento a “evitar caer en la trampa de la violencia como modo de imponer la propia verdad”. “Nos preocupa”, continúan, “que por falta de capacidad de diálogo y de escucha se ataque, repudie, persiga y condene desde el gobierno a los que piensan diversamente y lo expresan en público”. “Es importante escucharnos entre todos para poner remedio a las causas que originaron estas manifestaciones”, concluyen. “Solo yendo a la raíz de los problemas podremos remediarlos verdaderamente”.

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