Los obispos argentinos reclaman respeto a la sensibilidad religiosa para volver a misa

  • La Comisión Ejecutiva del Episcopado difundió un comunicado titulado ‘Una necesidad vital’
  • Solicitaron normas razonables, no respuestas arbitrarias de las autoridades

Los miembros de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina firmaron un comunicado en el que solicitaron normas razonables para garantizar las celebraciones, durante este período de restricciones sanitarias.



Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la CEA; Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Primado y vicepresidente 1°; Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y vicepresidente 2°; y Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general, expresaron que hay un sentimiento interior que todos experimentan: “la pandemia se hace larga”. Indicaron que esto lo viven cotidianamente quienes están en la primera línea, cuidando de la gente, tanto  los agentes sanitarios como otros servidores de la comunidad (mujeres que atienden comedores comunitarios).

Importancia de la espiritualidad

Señalaron que lo que ayuda a mantener encendida la esperanza es la dimensión trascendente y religiosa de la vida. “Ella constituye el horizonte de muchos argentinos y los llena de fortaleza, consuelo y esperanza”, dijeron.

Agregaron que la fe permite afrontar con fortaleza momentos difíciles por la enfermedad o muerte de un ser querido, la angustia y la desesperanza, aún para muchos que no participan de celebraciones o encuentros religiosos. Por tal motivo, sostuvieron que la mejor política arraigada en el pueblo es la que reconoce la importancia de la espiritualidad en sus vidas.

Recordaron las palabras del papa Francisco a los participantes del Congreso Internacional “Una política arraigada en el pueblo”, el 15 de abril ppdo, en el que aseveró que los valores y la cultura del pueblo, sobre todo los valores espirituales, son fuente de su sentido de dignidad, y nacen del “encuentro con Jesucristo, que busca incansablemente a quien está desanimado o perdido…”.

Dimensión comunitaria de la fe

La Comisión Ejecutiva aseguró que, desde el inicio de la pandemia en el país, acompañaron las disposiciones para cuidar la vida y la salud de todos. En este camino, constataron que el pueblo, en estos momentos significativos, necesita vivir la dimensión comunitaria de la fe: dar cristiana sepultura a los seres queridos, espacios de oración y celebración para fortalecer los tiempos de soledad, aislamiento, angustia y duelo.

Necesitamos rezar, acudir a algunos de los santuarios donde alguna vez hemos experimentado con fuerza la ayuda de Dios o pedir la contención espiritual del ministro religioso”, expresaron. Mencionaron especialmente a quienes, con vocación religiosa y sacerdotal, no presentan reparos a la hora de estar con el que sufre.

Respeto a la sensibilidad religiosa

Los obispos certificaron que la Iglesia siempre ha cumplido con las normas y disposiciones establecidas por las autoridades para evitar la difusión del Covid. En las comunidades, se fueron perfeccionando los protocolos, los cuidados y la responsabilidad social de los ministros.

“Creemos que el respeto de esta sensibilidad religiosa no puede quedar librado a respuestas arbitrarias de las autoridades o a decisiones fundadas en la opinión personal de un funcionario”. Por  tal motivo, solicitaron a los funcionarios que se adopten “normas razonables” para posibilitar la realización de las celebraciones dentro de los templos, sobre todo en esta época de bajas temperaturas.

Creen que, a través del diálogo, es posible alcanzar medidas para garantizar la realización de las celebraciones, asumiendo las disposiciones de distanciamiento y medidas sanitarias, con los aforos correspondientes según los espacios físicos.

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