“Nos dirigimos a Europa dando voz a los obispos del continente. Como presidencia de la Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, unámonos a los hermanos y hermanas de fe y de humanidad que vive en el Líbano”. Así comienzan su llamamiento por el Líbano los prelados europeos, uniéndose, de esta manera, al clamor de la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos en cuanto a la situación del país, aseverando que un conflicto desencadenado por la actual inestabilidad “sería una vergüenza para la humanidad”.
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“Las suyas son las palabras no sólo de la comunidad cristiana, sino de todo un pueblo que sufre gravemente por el miedo y la incertidumbre del futuro: una situación en la que nadie, ni pueblos ni personas, debería vivir en el mundo”, dicen los obispos. “La historia del Líbano es conocida y nadie puede olvidarla: una historia de dignidad y cultura, de bienvenida y solidaridad, incluso hoy, hacia muchas personas que sufren y llegan de Siria y de Palestina”, recuerdan. “Es una historia de libertad, diálogo y convivencia pacífica en nombre de los derechos fundamentales”.
No hacer “oídos sordos”
De esta manera, los prelados han apelado a la “conciencia de las Naciones y a los responsables, para que el mundo no se olvide de la tragedia en curso y no haga oídos sordos al grito de los pobres”. Del mismo modo, han señalado que es necesario que se “restablezca la justicia, se reconozcan los derechos individuales y colectivas y la identidad nacional, se respeten los valores religiosos y civiles de su tradición, se apoye la recuperación de la economía y la reconstrucción de un tejido social de diálogo y colaboración convivencia de diversidades religiosas, culturales y sociales”. Todo ello “sin condicionamiento externo”.
“Se sabe que el el futuro de un país no es solo un bien particular sino también para la humanidad. Esto es especialmente cierto para el Líbano y su contribución a un Oriente Medio plural, tolerante y diversificado”, han recalcado los obispos. Por ello, se han sumado “al sincero llamamiento del Santo Padre y rogamos al Señor de la Paz que los pequeños sean consolados y ayudados, y los responsables se dejen iluminar para ser sabios y honestos ante Dios, el sufrimiento y la historia”.
