El pasado 22 de mayo, la Administración Biden anunciaba que volvía a designar a Haití para el Estatus de Protección Temporal (TPS), el cual permite que los ciudadanos originarios de este país permanezcan y trabajen en los Estados Unidos durante un periodo de 18 meses prorrogables como refugiados, ya que se considera que puede ser inseguro para estas personas volver a su origen. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) ha expresado su agradecimiento al Gobierno por esta noticia, subrayando su apoyo a las víctimas de la situación que atraviesa la isla caribeña.
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“Estamos agradecidos por esta decisión de redesignar Haití para el TPS, que reconoce los graves desafíos que enfrenta la nación isleña, incluida la violencia generalizada, los disturbios civiles, la inestabilidad política y la inseguridad alimentaria”, han escrito en un comunicado el obispo Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración de la USCCB y el obispo David J. Malloy de Rockford, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional.
Actuar por el bien del país
“Haití es ampliamente reconocido como el país más pobre del hemisferio occidental”, apuntan los prelados, explicando que la Iglesia en esta nación caribeña “se ha visto afectada directamente” por los “niveles sin precedentes” de actividad delictiva, “con secuestros selectivos de clérigos, religiosos y laicos en los últimos meses”. Por ello, además de “condenar” la situación y unir su “solidaridad” a las víctimas, han instado al presidente Moïse a “actuar en el mejor interés del pueblo haitiano respetando y defendiendo sus derechos y dignidad”.
Por último, los obispos de Estados Unidos han pedido a la Administración Biden que aborde las desesperadas condiciones “que azotan al país”, poniendo en marcha las “medidas diplomáticas y humanitarias” que sean necesarias para superar la situación.
