Concluida la celebración de la misa del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, el papa Francisco ha presidido la oración mariana del ángelus en la misma basílica de san Pedro sin abandonar el altar de la Cátedra. El pontífice ha recordado el atentado terrorista de la frente a la catedral de Makassar en Indonesia y ha invitado a todos rezar “por todas las víctimas de la violencia”.
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Un Via crucis cotidiano
El papa ha recordado que, esta año, “por segunda vez vivimos la Semana Santa en el contexto de la pandemia”. Un año en el que, denunció, tras el estupor inicial de hace un año “la crisis económica se ha agravado”. Ante esta situación, prosiguió, Dios “toma la cruz. Jesús toma su cruz, es decir, asume el peso del mal que tal realidad conlleva, el mal físico, el psicológico y sobre todo el espiritual, porque el Maligno aprovecha las crisis para sembrar la desconfianza, la desesperación y la discordia”.
También ha invitado a contemplar a María, que “asumió su propia cuota de sufrimiento, de oscuridad, de desconcierto, y recorrió el camino de la pasión, manteniendo la lámpara de la fe encendida en su corazón”. Por ello, Francisco invitó a todos a recorrer el “Via crucis diario” sin “pasar de largo” ante “los rostros de tantos hermanos y hermanas en dificultad”. “Dejemos que nuestro corazón se mueva a la compasión y acerquémonos”, invitó.
