El Papa dice en la audiencia general que se “arrodilla en las calles” de Myanmar para que “cese la violencia”

Francisco muestra al final de su catequesis su preocupación por la crisis política y social que sufre Paraguay y propone “un camino de diálogo sincero” para “construir juntos la paz tan añorada”

Como la religiosa católica Ann Nu Thawn, que se puso de rodillas frente a los militares que trataban de impedir una manifestación por la democracia en la ciudad de Myitkyina, en el norte de Myanmar, también el papa Francisco se “arrodilla en las calles” de la antigua Birmania para pedir que “cese la violencia” por parte de los soldados. “Yo también extiendo mis brazos y digo: prevalga el diálogo. La sangre no resuelve nada. Que prevalezca el diálogo”, pidió, recordando implícitamente la icónica imagen de la religiosa, reproducida por medios de todo el mundo.



Durante la audiencia general que presidió este miércoles en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice mostró una vez más su “tristeza” ante la “dramática situación” que vive este país del sureste asiático, donde los militares dieron un golpe de Estado el pasado 1 de febrero que supuso el arresto de la líder política Aung San Suu Kyi y el inicio de la represión de las protestas a favor de la democracia, que ha supuesto ya la muerte de alrededor de un centenar de personas.

Al final de su catequesis también hizo un llamamiento por la paz en Paraguay, sacudido por una grave crisis política y social. “Me preocupan las noticias que llegan”, reconoció en español el Papa, que deseó que se pueda encontrar “un camino de dialogo sincero para hallar soluciones adecuadas a las actuales dificultades y así construir juntos la paz tan añorada”. La violencia resulta “siempre autodestructiva y con ella no se gana nada, sino que se pierde mucho y a veces todo”.

Memoria trinitaria

En su catequesis, parte de su ciclo sobre la oración, Francisco se centró en la relación con la Santísima Trinidad, en particular con el Espíritu Santo. “Todo el trabajo espiritual dentro de nosotros hacia Dios lo hace el Espíritu Santo, trabaja en nosotros para llevar nuestra vida cristiana hacia Dios”, comentó.  

Tras presentarlo como “nuestra memoria trinitaria”, Jorge Mario Bergoglio dijo que el Espíritu Santo es el que lleva a Jesús a “nuestra presencia” para que no se quede solo en un “personaje del pasado”. “En el Espíritu todo es vivificado: a los cristianos de todo tiempo y lugar se les abre la posibilidad de encontrar a Cristo”, destacó.

Logra así “transformar el corazón” de los fieles “según la ‘medida’ de Cristo”, consiguiendo que en las personas lata “una vida diferente”. El Papa advirtió que no se trata de algo que ocurra solo con monjes o eremitas, sino también “entre la gente común, gente que ha tejido una larga vida de diálogo con Dios, a veces de lucha interior, que purifica la fe”. 

No hay dos cristianos idénticos

Para los cristianos su “primera tarea” debe ser precisamente “mantener vivo este fuego, que Jesús ha traído a la tierra, es el fuego del amor de Dios”. Sin él “las profecías se apagan, la tristeza suplanta la alegría, la costumbre sustituye al amor, el servicio se transforma en esclavitud”.  

El Espíritu Santo es, en definitiva, quien “escribe la historia de la Iglesia y del mundo”. Las personas somos “páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía”, y en cada una de ellas “compone obras originales”. “No habrá nunca un cristiano completamente idéntico a otro”, dijo el Papa, destacando cómo son “todos iguales por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se irradiase en cada uno de aquellos que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos”.

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