Los obispos de Estados Unidos piden a farmacéuticas trabajar unidas para abastecer al mundo de vacunas

“Si bien la creciente disponibilidad de vacunas es una clara señal de esperanza de que esta pandemia también pase, esa esperanza debe ser brindada a todos los seres humanos, haciendo que las vacunas estén disponibles universalmente”

vacunación Estados Unidos

El Comité Administrativo de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) emitió este 9 de marzo un mensaje sobre la pandemia de Covid-19, en el que, tras recordar lo que ha vivido ese país durante el último año, hizo un llamado a las naciones poderosas y a las farmacéuticas a trabajar unidas para que todo ser humano  pueda acceder a la vacuna.



El Comité Administrativo de la USCCB, que está dirigido por el presidente del organismo colegiado, el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, recordó que este mes se cumple un año desde que la pandemia cambió la vida de los Estados Unidos, “provocando un inmenso sufrimiento”.

Durante este tiempo –explicó– miles de estadounidenses han soportado dificultades extraordinarias: enfermedad, muerte, duelo, falta de alimentos, vivienda inestable, pérdida de trabajo e ingresos, luchas con educación, separación, abuso, aislamiento, depresión y ansiedad, así como injusticias raciales y divisiones dolorosas en la vida política.

Los héroes de la pandemia

Los obispos norteamericanos aprovecharon la oportunidad para destacar de manera particular el sacrificio, durante todo este año, por parte de los trabajadores de la salud, los socorristas, los capellanes, los que trabajan en los comedores populares y refugios para personas sin hogar, carteros, trabajadores agrícolas y de supermercados.

“Tantas personas ofrecieron innumerables actos de bondad, que sirvieron para recordarnos que todos estamos juntos en esto. Y por todos estos actos de sacrificio, estamos muy agradecidos”. También dijeron estar agradecidos con los sacerdotes, diáconos, religiosos, maestros, catequistas y laicos que han acompañado al Pueblo de Dios durante estos tiempos difíciles.

Una sola familia

Para el episcopado norteamericano, algo bueno que ha dejado la pandemia es que ha revivido la sensación de que todos somos una comunidad mundial y de que cada uno es, de hecho, “el guardián de los demás”.

Fue en este contexto que señaló que, si bien la creciente disponibilidad de vacunas es una clara señal de esperanza de que esta pandemia también pase, “esa esperanza debe ser brindada a todos los seres humanos del planeta haciendo que las vacunas estén disponibles universalmente”.

“Las naciones más ricas y las compañías farmacéuticas deben trabajar juntas para garantizar que ninguna nación, y ninguna persona se quede atrás”.

Finalmente, el Comité Administrativo de la USCCB consideró que hay mucho que aprender de todo este sufrimiento global, y “aprovechar la amabilidad y la apertura que hemos presenciado a nivel local creando más estructuras sociales que no solo sanen las fracturas y el aislamiento que muchos sintieron durante esta pandemia, sino que evitarán que tales divisiones vuelvan a ocurrir“.

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