Francisco llega a Irak para ofrecer la “caricia” del consuelo y el amor a una “Iglesia mártir”

Se presenta en un vídeo-mensaje “como peregrino penitente” que clama ante Dios por “la reconciliación después de años de guerra y terrorismo”

video papa febrero

A 24 horas de pisar Irak, el papa Francisco ha hecho público hoy un vídeo de saludo al pueblo iraquí, en el que se presenta como “peregrino”. Es más, “como peregrino penitente para implorar al Señor el perdón y la reconciliación después de años de guerra y terrorismo, para pedirle a Dios el consuelo de los corazones y la curación de las heridas”.



Con un tono cercano y paternal, Bergoglio abraza a los iraquíes: “Anhelo conoceros, ver vuestras caras, visitar vuestra tierra, una antigua y extraordinaria cuna de la civilización”. Así, “como un peregrino de paz” que hace suyo el legado último de Jesús (“todos sois hermanos”), reconoce que acude al país “en busca de la fraternidad, animado por el deseo de rezar juntos y caminar juntos, también con hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas, en el signo del Padre Abraham, que une a los musulmanes, en una sola familia, con judíos y cristianos”.

En medio de pruebas muy severas

Dirigiéndose a la doliente minoría cristiana (apenas un 1% de la población tras el éxodo forzado de las últimas décadas), el Papa se admira ante quienes “han sido testigos de la fe en Jesús en medio de pruebas muy severas”.

De ahí que se sienta “honrado de encontrarme con una Iglesia mártir: ¡gracias por vuestro testimonio!”. “Que los muchos –prosigue–, demasiados mártires que habéis conocido, nos ayuden a perseverar en el humilde poder del amor”.

Casas destruidas e iglesias profanadas

Todavía presentes en las retinas “las imágenes de casas destruidas e iglesias profanadas”, con “las heridas” en el corazón “de los afectos que dejasteis atrás”, el Santo Padre busca “traeros la caricia afectuosa de toda la Iglesia, que está cerca de vosotros y del atormentado Oriente Medio, y os anima a seguir adelante”.

Pese a “los terribles sufrimientos que habéis vivido y que tanto me duelen”, Francisco apela de corazón a la misericordia y el perdón: “No nos demos por vencidos ante la propagación del mal: las antiguas fuentes de sabiduría de vuestras tierras nos llevan a otra parte, a hacer como Abraham, que, dejando todo, nunca perdió la esperanza”.

Tras las huellas de Abraham

Así, “confiando en Dios”, el patriarca “dio a luz una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo”. “Queridos hermanos y hermanas –reitera el Papa–, miremos las estrellas. Ahí está nuestra promesa”.

Bergoglio, quien soñaba con este viaje desde el inicio de su pontificado y que, además, culminará así una aspiración de Juan Pablo II, quien no obtuvo de Sadam Hussein el permiso para viajar en 1999, admite que “he pensado mucho en vosotros durante estos años”. Un tiempo en el que le ha admirado comprobar que “habéis sufrido mucho, pero no habéis estado abatidos”. Un reconocimiento que hace extensible a todo el pueblo iraquí (“cristianos, musulmanes y yazidíes”, todos “hermanos”), “que habéis sufrido tanto, tanto”.

Un futuro de paz

“Dejémonos –reitera Bergoglio– contagiar por la esperanza que nos anima a reconstruir y empezar de nuevo. Y, en estos tiempos duros de pandemia, ayudémonos unos a otros para fortalecer la fraternidad, para construir juntos un futuro de paz. Juntos, hermanos y hermanas de todas las tradiciones religiosas”.

“De ti–concluye el Papa, señalando a la tierra iraquí–, hace milenios, Abraham inició su viaje. ¡Hoy nos toca a nosotros continuarlo, con el mismo espíritu, por los caminos de la paz, juntos! Por eso, sobre todos vosotros, invoco la paz y la bendición del Altísimo. Y os pido a todos que hagáis lo mismo que Abraham: andad con esperanza y nunca dejéis de mirar las estrellas”.

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