Louis Raphael Sako: “La Iglesia debe ayudar a que los cristianos se queden en Irak”

patriarca de Babilonia de los caldeos

Falta menos de un mes para que el papa Francisco visite Irak, su primer viaje tras un año y medio sin desplazamientos internacionales debido a la pandemia. El cardenal Louis Raphael Sako, patriarca de Babilonia de los caldeos, asegura que, pese al coronavirus y a que el país sale de un período de casi dos décadas de guerra, “no hay riesgo” en el viaje porque las autoridades civiles y religiosas harán “todo lo posible” para garantizar la seguridad.



“El Papa puede con sus discursos cambiar la mentalidad de los iraquíes y decirles que el fundamentalismo es un camino equivocado y que la violencia no traerá soluciones. Que estas vienen, en cambio, con el diálogo”, señala Sako.

PREGUNTA.- ¿Qué esperan los iraquíes de la visita del Papa?

RESPUESTA.- Todos los iraquíes, no solo los cristianos, esperan ser confortados y recibir esperanza con la visita. Desean que les anime a soñar con una situación mejor. Esto viene de los llamamientos del Papa al perdón y la reconciliación, así como a favor del respeto mutuo por la vida, por los derechos humanos y por la diversidad religiosa y étnica.

El Santo Padre insiste siempre en la importancia de la fraternidad humana, pero aquí no lo hará de una manera general, sino sobre la fraternidad de los iraquíes. Este país es la casa de todos. Todos somos hermanos y hermanas de una gran familia llamada Irak. Todos los iraquíes esperan una palabra del Papa, un testimonio distinto de la realidad en que vivimos.

P.- ¿Y los cristianos? ¿Cómo vivirán la visita del Pontífice?

R.- Yo deseo que para los cristianos esta visita no sea solo una fiesta o algo folclórico, y profundicen en su sentido religioso y pastoral. Es algo especial que un papa venga a Irak, porque ayuda a profundizar en su vocación de ser cristianos en una sociedad casi totalmente musulmana. En Irak somos un pequeño rebaño cuyos miembros tratan de ser fieles a la fe cristiana, como siempre han hecho.

La visita del Santo Padre también puede ayudar a perseverar y tener confianza en los demás para lograr un futuro mejor. Hace falta recuperar la confianza tras el problema tan grande que supuso el Estado Islámico, que expulsó a los cristianos y saqueó sus casas.

P.- ¿Es difícil ser cristiano ahora en Irak?

R.- Siempre es difícil ser cristiano, es un compromiso que va hasta el fin de los días. Un cristiano no espera flores en el camino ni facilidades, recordemos que el propio Jesús habló de la puerta estrecha. Los cristianos en Irak son conscientes de las dificultades, pero no suponen el fin del mundo para ellos.

Una Iglesia dinámica y viva

P.- ¿Se puede hablar todavía de persecución a los cristianos en Irak o ese problema desapareció con la derrota del Estado Islámico?

R.- Ahora la situación está más tranquila. Tal vez aquí y allá puedan existir algunas dificultades en la vida cotidiana, pero en general hoy no hay nada contra los cristianos. Somos una minoría, pero en Irak hay una Iglesia muy dinámica y viva. Tenemos muchas actividades y gozamos del respeto del pueblo, del Gobierno y de las autoridades religiosas.

Hemos hecho muchas cosas para reforzar nuestra presencia en un ambiente mayoritariamente musulmán. Nuestro gran desafío ahora es la emigración, porque las familias están divididas entre el país y la diáspora. Los que se han ido, además, intentan que salgan los que permanecieron en su tierra. La Iglesia debe ayudar a la gente a que se quede y a tener esperanza en el futuro, por lo que le pedimos al Gobierno que cree buenas condiciones para tener una vida pacífica y una convivencia armónica.

P.- ¿Están volviendo los refugiados y desplazados cristianos a sus lugares de origen?

R.- Más del 60% de los desplazados dentro del país ya han regresado. Otros esperan todavía un poco más para hacerlo porque sus hijos están acabando los estudios en los lugares donde se refugiaron. Es cierto que algunos de ellos no confían mucho en el futuro, porque aquí y allá, en ocasiones, hay situaciones de violencia. Es una situación complicada, porque algunos también han encontrado trabajo en la región del Kurdistán. Pero con el tiempo volverán. Sus casas han sido reparadas con la ayuda de la Iglesia.

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