Cañizares: “Tened las iglesias siempre abiertas”

  • El cardenal arzobispo de Valencia pide a los sacerdotes que celebren todas las misas que sean necesarias respetando las limitaciones pandémicas envía
  • A través de una carta, llama a la asistencia a las parroquias para “comulgar realmente –comer el Pan de la vida–, no solo espiritualmente”

Los últimos datos del coronavirus en la Comunidad Valencia están alcanzando las cifras de los peores momentos de la pandemia. En este contexto en el que “la pandemia permanece y hasta parece recrudecerse”, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares ha escrito una carta, fechada el 25 de enero, a todos los diocesanos.



Avivar la fe

Ante los miedos que surgen en la pandemia, “es para que volvamos a Dios, confiemos en Él, y no tengamos miedo, y se vea la gloria de Dios que es que el hombre viva”. Comentando la portada de ‘La Razón’ del domingo 24 de enero en la que se titulaba “el olvido de Dios en plena pandemia, las iglesias se vacían”, confiesa que se sintió “triste y con dolor”.

Ante ello, escribe “no podemos permanecer casi impasibles, resignados y sin esperanza. Es la hora de Dios, que no nos deja ni permitirá que nos hundamos en la pandemia”. “Es necesario creer, fortalecer la fe y cambiarán las cosas”, añade destacando que “no es un consuelo ficticio, es una realidad viva y cierta; pero avivemos la fe, que la necesitamos todos”.

Comunión real, no solo espiritual

Invitando a la paciencia y poniéndose en disposición de Dios, el cardenal incita a “vivir esa fe, acrecentar esa fe, pedir al Señor que aumente nuestra fe; y para ello participar realmente en la Eucaristía, escuchar la Palabra de Dios en ella, tomar parte en la celebración del misterio de la fe, comulgar realmente –comer el Pan de la vida–, no sólo espiritualmente. Orar y adorar al Santísimo, realmente presente en este sacramento de la fe, de la verdad y de la caridad”.

Por ello, pide a los sacerdotes que, más allá de las iniciativas virtuales, celebren “presencialmente la Eucaristía, sacramento de nuestra fe, y que tenéis no sólo el permiso, sino el ruego de que cuantas veces sea necesario u oportuno hacerlo lo hagáis, guiados de la prudencia, aunque participen numéricamente pocos fieles, y aunque estéis solos o casi solos, siempre guardando las medidas de prudencia y responsabilidad necesarias”.

“La fe no puede mantenerse sin la Eucaristía. Los cristianos de hoy, como los cristianos y mártires de los primeros siglos, no podemos vivir sin la Eucaristía”, apostilla. Por ello les reclama a que tengan “las iglesias abiertas todo el día, con el Señor, el Santísimo, expuesto para que los fieles puedan estar con el Señor, orando y adorándolo y vosotros mismos también”. “No lo dudéis: el pueblo fiel necesita la Eucaristía, como nos muestra Dios mismo en tantos testimonios a lo largo de la historia en momentos difíciles y en pruebas, como hoy sucede”, añade.

Una catequesis cercana

A las familias las invita a rezar y leer en evangelio en casa “sin ningún pudor, ni temor y sin ninguna vergüenza, con libertad, con ánimo, con fe, en definitiva”, apunta. También propone que “las parroquias y la Delegación diocesana de catequesis ofrezcan a los padres o abuelos materiales de catequesis, sencillos, enjundiosos, sustanciales, nada complicados, pero hay que enseñar la fe, desde la fe: cuando se entrega la fe, la fe se fortalece”.

“Insistid en estas cosas, con fe, con creatividad, libertad, valentía, sin bajar la guardia, con toda prudencia y sentido de responsabilidad”, reclama a los sacerdotes a la vez que les insta a reforzar la oración personal ya que “no podemos olvidarlo ni dejar ninguna brecha por la que se pueda deslizar el mal”.

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